Sin ariete no hay remate

Una vez más. Otro partido en el que las sensaciones del equipo trascienden más allá del resultado. La inexistente propuesta de juego provoca que, por tercera semana consecutiva, Las Palmas no haya sido capaz de sacar dividendos del partido. 

Thievy. en una acción con Koikili / David Pirón
Thievy. en una acción con Koikili / David Pirón

El pasado fin de semana ya comentábamos que Sergio Lobera había perdido la batalla táctica con Sergi Barjuan antes del inicio del partido. En Miranda de Ebro, de nuevo, el entrenador aragonés no supo gestionar la preparación del partido y tomó decisiones durante el transcurso del mismo que son difíciles de comprender.

Apostaba Sergio Lobera por jugar con bandas naturales en Anduva. Muchos pedían que esta situación debía haberse producido hace varias jornadas pero la realidad es que el Mirandés sería el rival ante el cual se iba a tratar de poner en práctica esta propuesta. Sin embargo, jugar con dos jugadores de banda a pierna natural precisa disponer de un delantero que remate los presumibles centros al área que se esperan de estos futbolistas. Pues bien, Las Palmas no contaba ese hombre en la alineación.

Macauley Chrisantus, fichado el pasado mercado estival como delantero referencia, ha resultado ser un atacante cuyo juego dista del que habitualmente debería realizar un ariete. Con Lobera, el nigeriano se sitúa siempre detrás de Thievy y realiza constantes desmarques de ruptura o hacia la banda pero siempre partiendo desde una posición lejana a la zona de influencia que se espera que tenga un hombre de sus características físicas.

Partiendo, pues, desde la base de que, para Lobera, Maky no es un rematador dentro de su esquema, nos quedamos con la incógnita de saber si Andy Pando podría realizar ese papel. No obstante, el peruano quedó fuera de la convocatoria y vio el partido desde la grada, por lo que Las Palmas se presentaba en Anduva con un esquema en el que contaba con dos jugadores – Momo y Nauzet – expertos en poner centros al área pero sin ningún delantero destinado a rematar dichos envíos laterales.

Cierto es que el partido se complicó con el penalti y la posterior expulsión de Jeison Murillo pero ni antes ni después de la desafortunada acción del central colombiano, el equipo insular había sido superior al Mirandés. El conjunto que dirige Carlos Pouso se limitó a jugar con la precipitación de los futbolistas amarillos, y sí que supieron explotar sus bandas surtiendo continuamente de balones a su hombre gol: Díaz de Cerio. Las ocasiones se sucedían y el segundo gol parecía avecinarse de no ser por el gran momento de forma de un Mariano Barbosa que volvió a estar inconmensurable.

La expulsión condiciona el sistema

Ya con diez, Las Palmas pasó a formar con un 4-4-1 en el que Hernán ocupaba la posición de central obligando a Nauzet Alemán a retornar al mediocentro y rompiendo así el esquema inicial planteado por Lobera. A pesar de ello, lo más destacado fue la decisión de situar a Chrisantus en la banda derecha mientras que Thievy se quedaba como la única opción en ataque hasta el descanso.

En este aspecto, se reafirma la teoría de que el entrenador de la Unión Deportiva no ve a Chrisantus capaz de ser la referencia ofensiva del equipo pues lo lógico habría sido situar a Thievy en la banda mientras que el nueve amarillo debería actuar como tal. Lo habitual, teniendo en cuenta que el equipo jugaba con diez hombres en un estadio con dimensiones reducidas, habría sido apostar porque tu delantero más físico fijase a los centrales rivales obligando así al rival a retrasar su línea defensiva para que el equipo amarillo encontrase una mayor llegada desde la segunda línea. Pero el técnico no lo vio del mismo modo y decidió explotar la habilidad de Thievy ante un equipo que no concedía espacios.

Tras el intermedio, Tato ingresó al terreno de juego en lugar de ‘Maky’ y se colocó en la banda derecha. Lobera decidió confiar en su idea inicial y mantuvo a Thievy en la punta de lanza para retirar al único delantero puro con el que contaba el equipo en ese momento en el terreno de juego. Con Pando en la grada, sólo quedaba la opción de Javi Guerrero como alternativa ofensiva y el madrileño entró al campo mediada la segunda mitad aunque, como en el caso de Macauley, su zona de influencia en el juego estuvo delimitada lejos del área de Goitia.

En definitiva, Las Palmas no fue capaz de generar peligro en su afán de remontar el encuentro y uno de los aspectos fundamentales para que esto sucediese es la falta de presencia en área rival que presenta el equipo ante rivales cerrados, semana tras semana. Sin delanteros que pisen el área, no hay goles y la Unión Deportiva ya acumula tres jornadas sin ver portería.











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