El centrocampista de Zárate volvía a pisar el césped varias semanas después de haber caído lesionado y cuajó una actuación de categoría ante un rival de Primera División. Anotó su tercer gol de la temporada y dio una lección magistral de lo que significa ser un centrocampista completo.

No sería exagerado afirmar que Hernán Santana está viviendo en los últimos tiempos su mejor momento como futbolista profesional. En una temporada en la que ha recuperado la confianza por parte del cuerpo técnico, el mediocentro nacido en La Palma se está destapando como uno de los jugadores más importantes del equipo amarillo en este nuevo intento por alcanzar la Primera División.

En la noche de este martes regresaba a los terrenos de juego después de la lesión sufrida hace algunas semanas en el encuentro ante el Albacete y su actuación dejó atrás cualquier duda que existiese sobre su estado de forma y sobre la conveniencia de jugar un partido en una competición que no es primordial en los intereses de la Unión Deportiva.


Asentado como titular indiscutible en la medular, Hernán ha adquirido esta temporada un rol protagonista en el que el liderazgo sobre el césped toma una importancia principal. Además, si a ello se suma el acierto goleador que ha mostrado en sus últimas apariciones, nos encontramos con un futbolista en un estado de forma espectacular.

Quizá ese mayor protagonismo en los metros finales sea consecuencia de la libertad para incorporarse al ataque con la que cuenta en este curso. Fue precisamente en una de esas apariciones en ataque como marcó el primer gol de la noche en la eliminatoria copera ante el conjunto vigués. El centrocampista controló con maestría un balón en la frontal y fusiló al guardameta Rubén para delirio de los diez mil valientes que se acercaron al recinto de Siete Palmas para ver un choque con un horario antinatural.

Una vez conseguido su tanto, Hernán mostró otras de sus grandes virtudes: su perfecto entendimiento táctico del juego. Se posicionó siempre en el lugar y el momento correcto para evitar que los jugadores del Celta pudiesen combinar en la parcela ancha y exhibió un festival de robos y anticipaciones. Por si no fuera poco lo hecho hasta entonces y para redondear su maravilloso partido, en una de sus últimas arrancadas al área rival provocó el penalti que posteriormente falló Culio. Fue una exhibición en toda regla de un jugador que está en un momento pletórico.