El teldense ha vivido una adaptación extraña en su salto al primer equipo. Tras un inicio con algunas lagunas, ha sabido corregir ciertos errores individuales para ponerse al servicio del colectivo. Su rapidez, verticalidad y visión hacen de él una pieza a tener muy en cuenta para Paco Herrera.
Roque Mesa se ha encontrado a sí mismo. Tras una pretemporada en la que se intentó definir su rol —Herrera le probó de mediocentro defensivo, incluso de lateral izquierdo—, el teldense ha encontrado su sitio en el equipo con el paso de las jornadas. Ha olvidado pequeños errores individuales para ofrecer todo su fútbol al servicio de sus compañeros. Más solidario que nunca, Roque Mesa vive un momento de expansión. Con confianza y en su puesto natural brilló en la Nova Creu Alta.
El encuentro de Copa del Rey ante el Numancia el 16 de octubre fue un toque de atención para Roque. Herrera le colocó como mediocentro único haciéndole reaparecer tras la única debacle hasta el momento del curso —el derbi canario ante el Tenerife—, formando de enganche entre la defensa y el ataque, con galones para sacar el balón desde atrás. Las ganas de agradar le sobrepasaron. Varios errores en la entrega y algún exceso de confianza provocaron la desaprobación de la parroquia amarilla. Roque se marchó del campo visiblemente molesto. Había que mejorar y el primer interesado era él.
Su participación dio un giro en el encuentro ante el Albacete. La lesión de Hernán Santana produjo su entrada en el campo en el minuto 25. Más adelantado, con la oportunidad de resarcirse, el teldense no falló. Se comió el campo, hizo el 2-0, dio un recital y exhibió la versión tan reconocida tras su magnífica temporada en Las Palmas Atlético. La afición, esta vez, aplaudió su juego.
Desde entonces se ha visto a otro Roque. El Roque del filial. Con mando en el juego, verticalidad, velocidad y capacidad para dar equilibrio el centro del campo. En Montilivi ante el Girona fue titular y decisivo en el juego; y en Zorrilla, ante el Valladolid, tuvo continuidad y pudo generar un penalti para que Momo pusiera el empate. Las sensaciones, más allá de las jugadas destacadas, son incluso más relevantes. Tenía que aprovechar su oportunidad con la lesión muscular de Hernán y lo hizo. La papeleta no era fácil.
Alternativa solvente
Ante el Leganés Herrera dio entrada a Hernán Santana, un jugador que ha demostrado ser otra pieza fundamental como Javi Castellano, y sentó a Roque. El exceso de partidos en este mes de diciembre invita al técnico amarillo a realizar rotaciones en todas las posiciones. «De lo contrario rompería al equipo», afirmó tras el partido ante el Sabadell.
En la Nova Creu Alta hizo lo contrario: reservó a Hernán y entró Roque. Y el equipo funcionó en la sala de máquinas como suele hacerlo. El teldense apareció en todas las acciones, demostró una gran visión como el pase a Momo en el minuto 3 o la asistencia en el tanto a Nauzet Alemán, llegó con claridad al ataque —estrelló un balón en la madera en el 48 llegando desde segunda línea—, dio fluidez y se mostró vertical.
El rol de Roque está cada vez más definido. Se ha cocido a fuego lento. Olvidada la idea de ser mediocentro defensivo como ante el Numancia en Copa del Rey, ha demostrado funcionar mejor como acompañante por delante, justo como hacía en Las Palmas Atlético. Ahí encuentra libertad para exhibir su mejor versión. El mapa de calor ante el Sabadell demuestra que su tendencia es la de moverse hacia la banda aprovechando los movimientos de Nauzet hacia el centro. En Sabadell brilló. Solo la acción al travesaño hubiera supuesto la matrícula de honor.
Roque empuja fuerte para ser titular aunque Herrera no tiene sitio para todos. Su protagonismo tiende a aumentar en una medular con dos terratenientes como Castellano y Hernán. Dependerá de los dibujos tácticos que emplee el técnico. Con dos interiores es una alternativa más que seria que empieza a dar frutos al equipo amarillo. Roque es más Roque.
