OPINIÓN | Todo el trabajo realizado a lo largo de nueve meses se somete a juicio en sólo noventa minutos. El partido de este domingo en el Anexo al Estadio de Gran Canaria es un todo o nada para Las Palmas Atlético que puede lograr la salvación o descender a Tercera División después de una temporada que se puede calificar de muy irregular
Porque pase lo que pase, se logre o no la permanencia en la categoría, sí que se puede decir bien alto que la temporada de la vela chica ha estado muy por debajo de las expectativas iniciales. Es cierto que este grupo no tiene nada que ver con aquel que el pasado año peleó por el ascenso a Segunda División bajo el mandato de Víctor Afonso pero tampoco se trata de un equipo que estuviese confeccionado para luchar por mantener la categoría en el último segundo del último partido. Pese al buen tramo final, el cómputo de la campaña del filial amarillo ha sido decepcionante
El listón estaba muy alto para Josico cuando cogió las riendas de la vela chica el pasado verano. Su antecesor había dejado el legado del mejor filial de la historia del club y, además, varios pesos pesados de aquel vestuario abandonaban el barco para encaminar distintas aventuras: Héctor Figueroa, Roque, Jesús y David Simón al primer equipo, Tyronne se marchaba cedido al Huesca, Carlos al Leganés, Medina se enrolaba en el filial del Granada, etc.
Crear un equipo competitivo para el nuevo entrenador, siempre bajo el manto inalterable de la canariedad, era la tarea a llevar a cabo por los encargados de las categorías inferiores del Club. Llegaron muchos jugadores provenientes otros equipos y se produjo poco relevo generacional desde el resto de conjuntos la base. Todo pareció ir bien al principio: Manu Dimas se destapó como goleador y de sus goles llegó el liderato del grupo en Segunda B. No obstante, la historia cambió a partir de noviembre y el equipo pasó del primer puesto al descenso tras no haber ganado un partido en tres meses.
En ese periodo tan sombrío se mantuvo la confianza en un técnico que no había demostrado ser especialmente ducho en la dirección de campo ni en la gestión del grupo y, además, se produjeron cambios en la plantilla. Apuestas iniciales como Cristian Barrios o Álvaro Rodríguez hacían las maletas y, algo más tarde, sería el propio Josico quien bajaría del barco motivado por los pésimos resultados. Para vestirse de corto se incorporó a Braulio, un veterano delantero de categoría Regional cuyo fichaje aún no ha dado rendimiento alguno y se recuperó en calidad de cesión a un talentoso mediapunta – ahora más maduro que en su anterior etapa – que ha sido decisivo en la segunda vuelta. Para la tarea del banquillo sí que se decidió por mirar hacia abajo y dar la oportunidad a Mingo Oramas, el eterno entrenador del Juvenil.
Producidos esos cambios, Las Palmas Atlético mejoró y logró llegar al tramo final de campeonato con opciones de pelear por la salvación directa. Quizá se reaccionó demasiado tarde y por ello no se llegó a tiempo para amarrar esa permanencia por la vía rápida pero el punto de inflexión sí fue suficiente como para asegurar la disputa promoción de descenso.
Ahora, tras el cero a cero del partido de ida en Cartagonova, ha llegado el momento del juicio final para el filial de la Unión Deportiva Las Palmas. Será en su campo y ante su gente donde se dictará en qué escalón del fútbol español compite el equipo el próximo curso. El partido más importante de la temporada. Ese que se juega en sólo noventa minutos y que si se gana permitirá tapar tímidamente los numerosos errores cometidos en los nueve meses anteriores en cuanto a gestión y planificación. Al fin y al cabo, competir año tras año en Segunda División B debe ser el objetivo para que los jugadores llamados a llegar a la primera plantilla se curtan en una categoría competitiva de verdad.
por Nauzet Robaina
@NauzetRo
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