CONTRACRÓNICA | La Copa del Rey, esa competición secundaria tan maltratada por tantos equipos dado el formato de competición de la misma pero también esa que permite ver a nuevos valores y segundas oportunidades a menos habituales. Esta temporada parece que la Unión Deportiva Las Palmas se ha abonado a la segunda opción y prueba de ello es lo ocurrido en Ipurúa este jueves.
Todo apuntaba que iba a ser el día idóneo para que la suerte sonriese a Asdrúbal Padrón. El canterano de Guanarteme era anunciado como titular por el entrenador en la rueda de prensa previa al partido y su idilio con la competición copera es una historia contrastada desde anteriores temporadas. Sin embargo, la mala fortuna fue la que visitó el cuerpo del atacante en forma de lesión que le privó de su ocasión casi a la media hora de juego. El mal fario de uno que provocó un recuerdo que será eterno para otro: Jeremy Betancor.
Caía lesionado el nueve de Las Palmas y calentaba Araujo en la banda con premura pero finalmente sería el juvenil de 17 años el elegido para debutar. Entró en la convocatoria de rebote por los problemas gástricos de Nili y fue el primer elegido por Setién para entrar al terreno de juego. Llegar y besar el santo que se dice. El joven jugador se mostró con personalidad pese al escenario, sin miedo escénico, y tuvo descaro para probar un disparo raso en su primera intervención. No participó en exceso en el juego de ataque del equipo pero siempre estuvo colocado entre centrales preparado para rematar, justo la tarea que se le pide a un delantero. Su debut, un recuerdo imborrable para él.
Otro que tenía que salir del terreno de juego por lesión era David García y su lugar fue ocupado por Antolín Alcaraz, que no jugaba desde el partido del Camp Nou. Tres meses después de su última aparición el guaraní volvió a sentirse futbolista y estuvo muy solvente salvando incluso un gol de Sergi Enrich bajo la línea de gol.
El tercer protagonista indiscutible del partido, y probablemente el mejor del enfrentamiento, lleva el nombre de Wakaso Mubarak. El ghanés jugó en banda izquierda, lejos ya de aquella función que Paco Herrera le otorgaba como mediocentro, y él demostró todo su potencial en esa demarcación. El africano aprovechó toda su explosividad y potencia para ganar siempre la partida a Lillo y poner continuos centros al área que no encontraron rematador. Además de su aportación ofensiva, en defensa estuvo peleón y recuperó varios balones. Su actuación estaba siendo ya muy completa pero la redondeó con un zambombazo imparable que servía para dar el empate provisional a los amarillos. Wakaso recibió de Valerón y mandó un misil a la portería de Irureta que no pudo detener el golpeo violento del balón. Fue su coronación y se convierte en un dolor de cabeza para el entrenador desde ese instante. Wakaso se reivindicó con una gran actuación y apunta a ser un buen recurso para el equipo como puñal en la banda.
El resultado permite que la Unión Deportiva Las Palmas llegue al partido de vuelta con muchas opciones de pasar a cuartos de final de la Copa del Rey. Una copa que hasta el momento está siendo buena para el club grancanario pese a las lesiones. Tres hombres hoy son el vivo ejemplo de que este torneo también merece atención porque siempre regala historias.