Sólo 6 partidos le han bastado al técnico de Beasáin para colocar sobre el césped a 24 de los 25 futbolistas que tiene la primera plantilla de la UD. Desde que llegara a la isla, Pako ha probado de todo pero nada ha terminado de cuajar.
Camina errante la UD sin encontrarse a sí misma en busca de una solución a sus problemas. Como una orquesta a la que no le viene bien ninguna sinfonía, Las Palmas no termina de afinar los instrumentos. Da igual que sean de viento, de cuerda o de percusión. Y Pako Ayestarán, maestro de ceremonias y el hombre que lleva la batuta desde el banquillo, no consigue que todos sus músicos funcionen afinados.
Desde su llegada, el preparador guipuzcoano ha utilizado un total de 24 futbolistas en los 6 partidos que ha dirigido, siendo titulares 22 de ellos en algunos de esos encuentros disputados en el último mes y medio. Tan solo Halilovic, lesionado, Aythami Artiles, que disputó 3 minutos más el descuento ante el Villarreal, Hernán Toledo, 12 más el descuento en el Camp Nou, no han formado parte de un once inicial de Ayestarán.
Cierto es que hay varios jugadores como Jonathan Viera o Jonathan Calleri, por ejemplo, que han sido fijos para Pako; también es patente que las lesiones han condicionado de una manera u otra sus ideas en cuanto al equipo que inicia los choques, pero por mucho que el vasco le dé vueltas a la cabeza no logra canalizar el potencial de una plantilla que, para el propio Miguel Ángel Ramírez, es la mejor de la historia.
No importa que se juegue con cinco defensas, con cuatro, con una línea de tres delanteros o con un solo punta, la UD Las Palmas no carbura y Ayestarán no toca el botón adecuado. De esa manera, los grancanarios han ido acumulando derrotas, salvo un triunfo copero en A Coruña, y están penúltimos en la tabla. Por ello, el encuentro ante el Levante se ha convertido una final en toda regla para dar un golpe sobre la mesa.
Con diez días para trabajar, Las Palmas necesita empezar a sumar cuanto antes para evitar males mayores. Los isleños están a 2 puntos de la salvación y a 5 de un Deportivo que ocupa ese penúltimo puesto que evita el descenso. Aun así, el calendario da un pequeño respiro ahora; ya se ha dejado atrás a la mayoría de cocos, pero es evidente que la competitividad esta temporada ha crecido y no será fácil puntuar.
Pako Ayestarán habla de «trabajo, trabajo y más trabajo» y el parón de selecciones debería venirle como anillo al dedo para ponerlo en práctica. Si el vasco no le encuentra remedio, las alarmas seguirán encendidas y el olor a azufre podría empezar a calar en la plantilla junto a un nerviosismo lógico dada posible la cercanía del infierno que es la Segunda División. La UD debe escapar del averno.
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