La madurez de Raúl Lizoain

Foto: UD Las Palmas


El arquero grancanario ha despejado muchas de las dudas que había sobre su figura tras sus últimas actuaciones, quitándole incluso la titularidad a Chichizola. En plena madurez, Raúl parece haber encontrado su sitio. 

«Soy humano y puedo cometer errores; puede que esa tranquilidad me esté ayudando a tener unas actuaciones mejores”. Raúl Lizoain resumió en una frase su transformación durante este curso hacia una madurez deportiva que lo está ayudando a dar un salto en su aportación. El guardameta de El Carrizal ha sido protagonista de los últimos duelos amarillos por sus paradas y por su saber estar bajo los palos, una cuestión que lo ha catapultado hacia la titularidad por méritos puramente propios.

Las dudas que antes asaltaban al portero parecen haber quedado atrás y eso se nota sobre el campo; Raúl ha demostrado estar capacitado para defender los intereses de la UD como hombre fuerte en el arco después de pasar mucho tiempo en el ostracismo del banquillo. Y puede que, precisamente eso, el estar fuera de los focos, quizás, le ha ayudado a mantener la calma para esperar una oportunidad que le llegó en Copa del Rey, pero que acabó convirtiéndose en tres titularidades consecutivas.


Aquella noche copera en Riazor, Lizoain se coronó y salvó a Las Palmas del descalabro. Sus paradas fueron decisivas para evitar que el Deportivo le diese la vuelta a la eliminatoria y se quedase vivo para la vuelta, algo que le otorgó la oportunidad de repetir presencia en el once ante los gallegos en el encuentro de LaLiga disputado tan solo cuatro días después. En dicho encuentro, el ‘1’ amarillo no pudo frenar la sangría defensiva, pero sí que volvió a realizar alguna intervención de mérito.

De esa forma, se puede palpar que Raúl está más seguro y menos nervioso cuando tiene la responsabilidad de defender la meta insular. El día del Bernabéu hizo otro buen partido y dejó claro que ahora el que le sigue por detrás es Chichizola, porque ni siquiera el feudo blanco le intimidó. Sabedor de que siempre va a estar en boca de todos, para bien o para mal, ha terminado asumiendo la responsabilidad de ejercer de guardián.

Precisamente, desde la calma de saber que puede fallar y desde la tranquilidad de aceptar un error el meta grancanario ha encontrado su sitio. Ahora tiene la sartén por el mango y en la carrera por la titularidad va por delante. Raúl Lizoain está en una madurez que le puede ayudar a consolidarse en Las Palmas. La lupa siempre estará sobre su figura, pero si sigue este camino acabará empequeñeciendo a sus detractores.

También te puede interesar…

#ANÁLISIS | Las Palmas busca afinar su ataque más demoledor