El desgarrador silencio del Estadio de Gran Canaria solo se vio interrumpido en el día de hoy por varias acciones programadas por los valientes aficionados que se desplazaron al recinto de Siete Palmas y por la repulsa ante los goles del Alavés. Fueron pocos, menos que nunca en Primera División, pero tenían un mensaje claro: el descenso de la UD Las Palmas tiene responsables que deben dimitir.
La grada está harta. Y lo demostró hoy de dos maneras: con una masiva desbandada -solo 7.143 fieles en el Estadio- y con pancartas y cánticos que demandan permutas en la zona noble de la Unión Deportiva. Pese a que las iniciativas promovidas por las peñas amarillas no tuvieron el éxito esperado (el minuto de silencio fue solo uno más dentro de los 90 de partido) por la poca afluencia de público, los tifos sí se dejaron ver. Una de ellas rezaba: «Esta directiva nos trata como a visitantes. Respeto a este escudo y a esta afición«.
Además, otra de estas pancartas alentaba el minuto de silencio y lo justificaba así: «1 minuto de silencio por: Directiva sorda, prepotente, engrandecida y trapichera. Mercenarios arrastrando y humillando nuestros colores y escudo. Afición avergonzada, abonados engañados y sentimientos ultrajados. Dimisiones ya«.
La peña Ultra Naciente no entró al Estadio de Gran Canaria hasta el minuto 49, cuando la grada se arrancó a cantar al unísono el himno del equipo. Eso sí, tan solo un minuto después anotó Munir el tanto que abrió el marcador. El propio Grupo Ultra Naciente solo estuvo presente cinco minutos y, tras preguntar «dónde están los culpables«, abandonaron el recinto.
Los cánticos de «Ramírez vete ya» y «directiva dimisión» volvieron a resonar por segunda semana consecutiva. Pero no encontraron receptor: el presidente de la UD Las Palmas no estuvo presente en el día en el que su afición le da la espalda con mayor fuerza que nunca.