Orgullo heroico de un Granca para la historia (92-99)

Foto: ACB


La escuadra amarilla volvió a competir de tú a tú con el Madrid y cayó de nuevo a pesar de no tirar la toalla en ningún momento. La segunda parte de Carroll y de Rudy marcaron la diferencia y el Granca, que intentó de nuevo la machada de la Fonteta, se quedó esta vez corto para decir adiós a un año histórico. 

No todos los cuentos tienen finales felices. O casi. El final de temporada del Herbalife Gran Canaria ha sido épico, loco, digno de elogio y que en un futuro no muy lejano dará sus primeros pasos en un nuevo hito como la Euroleague. Es por ello que, aunque la victoria en estas segundas semifinales de su historia en Liga Endesa se ha vuelto a escapar, este grupo de jugadores ya está en la historia. Y aunque es complicado y largo de explicar, merece la pena narrar el último capítulo de un año para recordar:

Con la vitamina Rabaseda, el Granca comenzó bien el partido más allá de algún que otro error de concentración defensiva. Los amarillos fueron dominadores de los primeros compases a pesar de que Laso había salido con un quinteto muy versátil con Doncic, Carroll, Causeur, Thompkins y Tavares. Aun así, el encuentro estaba muy igualado y la tensión del segundo partido se mantuvo en estos primeros minutos, una cuestión que llevó a Jaycee Carroll a tener que marcharse al banquillo tras recibir una técnica.


Desde la paciencia, los claretianos encontraron huecos en la defensa del Madrid para mantener el ritmo de partido donde realmente querían, pero varias acciones individuales de mucho talento, entre ellas un triplazo de Luka Doncic, llevaron a los blancos a impedir una escapada tempranera. De ese modo, con otra canasta de tres puntos de Sergio Llull, los capitalinos igualaron el marcador tras pasar por una pequeña crisis.

Sin embargo, otro estirón al final del primer periodo gracias a dos buenos lanzamientos le dio la posibilidad a los grancanarios la posibilidad de recuperar su ventaja (27-25).

El Madrid empezó a buscar sus opciones en ataque forzando penetraciones para pillar en un renuncio al Gran Canaria en las ayudas, pero el cuadro insular aguantaba las embestidas con mucha cintura y sólo los triples le daban réplica. No obstante, era evidente que cualquier explosión de los merengues podía hacer mucho daño. Y Rudy, al que no se sabe muy porqué se le da genial la pista del Gran Canaria Arena, se convirtió en la bandera de los suyos al generarse muy buenas situaciones para poder anotar.

Siendo los visitantes los dominadores del marcador, Luis Casimiro no estaba nada contento con lo que estaba viendo e introdujo algunos cambios que no terminaban de darle el resultado que quería. Pero aún con todo, logró que sus chicos encadenaran varias acciones muy positivas tanto en ataque como en defensa para empatar. La falta de consistencia y el empuje de un Real Madrid que maneja mucho más recursos hicieron mella, aunque Eulis Báez puso de su parte con varias canastas importantes para mantener a los suyos, más que cerca, en una clara batalla de gallo contra gallo.

Con una defensa mucho más física en la que se metían muchos manos, los blancos complicaron los ataques de un Gran Canaria que lo intentó de todas las maneras. No obstante, un repunte defensivo, con una clara influencia en los rebotes, y un nuevo empuje de talento amarillo ayudaron a los locales a mantener el pulso (50-50).

Carroll empuja al Madrid

El paso por vestuarios trajo consigo a un Carroll más calmado y letal. El escolta norteamericano empezó el segundo tiempo como una moto y el Madrid consiguió distanciarse en un momento en el que al Granca le estaba costando anotar. La defensa de los blancos volvió a complicar cada ataque, cada intento de ir a por la canasta de un conjunto, el grancanario, al que le estaba faltando algo de ritmo para romper el muro.

Ya con Oliver en pista, el Gran Canaria digería mejor sus opciones para anotar y se encontraba en mejor circunstancia para volver a acercarse, pero Carroll continuaba sintiendo el picorcito en su cuerpo y machacaba con firmeza el aro del que es su ex equipo. La respuesta amarilla llegó también desde el 6.75, pero la sensación en la pista era de dominio de un Real Madrid más sobrio y certero en todas sus decisiones.

Con el pulso ganado por los merengues, Pablo Aguilar pudo recortar distancias desde el triple, ya que por dentro los canarios no estaban consiguiendo anotar, pero los jugadores de Laso tenían puesto el piloto automático hacia la victoria gracias a esos minutos de muñeca caliente con los que Carroll inició su partido particular (71-79).

Empezaba el todo o nada para el Granca. Los de Casimiro saltaron con todo a la pista y le pusieron más intensidad tanto a su ataque como a su defensa. Aun así, la ventaja blanca era lo suficientemente alta como para no perder los nervios y Rudy siguió castigando mucho a la defensa insular atacando desde el bote para provocar faltas o bien lanzando desde el triple con muchísima solvencia. A pesar de ello, los claretianos estaban muy bien y forzaron pérdidas que les permitieron anotar rápido para seguir con vida.

Desaprovechados un par de ataques que pudieron haber cambiado la película, otro triple de Rudy complicó un poco más la situación. El tiempo corría en contra de los locales y el Madrid quemaba sus últimos cartuchos para evitar una remontada que abriese de nuevo el partido. Los merengues querían finiquitar cuanto antes para encarrilar la serie.

El espíritu de la Fonteta no funcionó

Sin embargo, bajo ese espíritu aventurero que ha llevado al Herbalife Gran Canaria a la Euroleague 2018/2019, los claretianos no dieron su brazo a torcer y dos triples seguidos, uno de ellos de Eriksson desde nueve metros, obligó a Laso a pedir tiempo. Aún con todo en contra y con una bandeja de Llull que seguía complicando la machada, los grancanarios siguieron erre que erre. El fantasma de la Fonteta volvió a sobrevolar entonces a un Gran Canaria Arena eléctrico y que quería soñar despierto.

Otro triplazo de Báez abrió de nuevo el choque para delirio del respetable, pero el Madrid no titubeó y Taylor puso la réplica. Los grancanarios intentaron por última vez contestar a su rival con una nueva jugada de pizarra tras tiempo muerto y, en esta ocasión, no lo consiguió gracias a una gran defensa por parte de los capitalinos.

En ese momento, la fractura en el corazón de muchos aficionados terminó de romperse. Muchos despertaron del sueño, el Madrid había ganado y había cerrado su billete para la final, pero la realidad es que el sueño del Herbalife Gran Canaria no ha terminado. A los amarillos todavía les queda toda una temporada de devoción en la que la Euroleague va a ser el premio a toda una vida para un club que nació en un patio de colegio.