PERFIL | Rubio, 1.84, espigado, julio de pretemporada en sus piernas y con una mirada que parece fría, en un principio, pero que enseguida tranquiliza al más nervioso, para mitigar así los suyos antes de llegar a la Unión Deportiva Las Palmas.
La responsabilidad es grande: es un equipo que lucha por retornar a la categoría perdida la temporada pasada, en una temporada aciaga y desafortunada desde cualquier punto de vista. No importa. La calma que ante la tempestad que puede ser su interior y puede, a su vez, desatar en el campo, choca mucho con la pasión y la emotividad del seguidor canario. Pero Danny Blum va más allá, mucho más allá que cualquier otro futbolista germano que haya probado suerte en las “Kanarischen Inseln”.
Él conoce la responsabilidad de subir categorías, de tener la obligación de devolver a históricos a la élite. Lo hizo con el Karlsruhe (donde coincidió con el hoy futbolista del Milan, Hakan Çalhanoglu) y también con el FC Núremberg. Dos pesos pesados en la historia del fútbol germano que vivían tiempos duros en categorías que no les correspondían. Pero no importó: Danny, zurdo de pie dominante, de finta alegre en el uno contra uno, con una gran zancada y poca explosividad en el desmarque corto, con latifundios de terreno por delante, estaba ahí. Da igual el balón que le tires al espacio, como si lo recibe de cara, la premisa es clara: entrar en contacto con el balón. No rehúye la responsabilidad de echarse a sus equipos a la espalda, si de él depende la jugada que marque la diferencia, aunque “preferiría no hacerlo”, como diría Bartleby el escribiente.
Blum es elegante en la conducción, interviene siempre que la pelota pasa por la cal, pero no rehúye del centro del campo, a la altura de donde juegan los que llevan el 10 en la espalda; él también puede ejercer de ello. Su zurda polivalente le hace poder jugar en los tres carriles: en la derecha para buscar el chut con su pierna izquierda, con precisión y buscando el palo largo casi siempre; allí tiende a interiorizar su juego, a terminar por dentro lo que empieza por fuera. También por la izquierda, su pie natural, donde acudir al latifundio como el jugador de banda que aparenta ser nada más verle, allí donde el fino estilista rehúye del choque y acude al regate estético, o al quiebro seco para hacer daño al lateral y buscar el remate, bien en el primer palo, bien en el segundo. Y finalmente por dentro. Donde parece más irrelevante, pero más contacto tiene con el juego y más dotes de líder. Circunstancias no influyen, en absoluto, con el juego de su equipo. Porque Danny Blum encaja en casi cualquier estilo, esquema y modelo de juego que se le exijan y le pongan por delante: si él cuenta con confianza y minutos, es capaz de adaptarse a todo.
No todo es bueno, sin embargo, en el buen extremo zurdo que, a veces, también utiliza su diestra cuando le es menester, y es que lleva casi toda su etapa en el Eintracht Frankfurt prácticamente inédito. Un fichaje de Armin Veh que dejó el cargo a los pocos meses, confirmando la llegada del hoy técnico del Bayern a las huestas de Frankfurt, Nico Kovac, desplazó a Danny a la casilla de los “no convocados”. Entre eso, las lesiones, la competencia, la llegada de jugadores como Boateng, la irrupción de Marius Wolf (hoy jugador del Dortmund), Ante Rebic y el modelo de juego de Kovac (donde priorizaba a los carrileros largos que también tuviesen retorno), cerraron la puerta de las oportunidades a Blum en Frankfurt. Llega a la Unión Deportiva con la convicción de que aún puede ofrecer calidad en forma de chuts de media distancia, de gambeta hacia dentro y hacia fuera, del centro buscando la cabeza de esa torre de 1,95 llamada Tomas Pekhart, o el centro raso al primer palo para el remate de Rubén Castro o el segundo palo donde llegue Rafa Mir o Sakho.
Una opción más para Jiménez, quien pide agitación y prioridad en las bandas para llevar a cabo el objetivo del ascenso y Blum viene dispuesto a que puede jugar también en España con la misma solvencia, sencillez y determinación que en la segunda de su país. Una personalidad peculiar de un alemán que se convirtió al Islam en una tierra de católicos y luteranos, bien merece atención en las gradas del Gran Canaria, buscando responder a las expectativas de un fichaje que plantea más dudas que certezas.
Perfil elaborado por Shark Gutiérrez, experto en fútbol alemán