El conjunto insular no suele ver con buenos ojos sus visitas a tierras almerienses y sólo en dos ocasiones han conseguido regresar a casa con un triunfo, siendo en 2013 la última vez que ambas escuadras se vieron las caras en partido oficial.
Sea en la competición que sea, a Las Palmas le cuesta mucho ganar a la UD Almería. Sus duelos son, hasta día de hoy, sinónimo de no conseguir los tres puntos en caso de hacer referencia a los partidos de liga o de victoria en caso de cambiar de tercio y hablar de la Copa del Rey. En ese sentido, desde 1994 se han venido enfrentando estas dos entidades y los registros que acumulan los grancanarios no son demasiado exitosos.
Durante las diez visitas de los amarillos a Almería sólo han ganado dos partidos, siendo uno de ellos de Copa y otro en Segunda. La primera victoria insular en Almería data de noviembre de 1996 en una segunda ronda del torneo copero. El equipo entrenado por aquel entonces por Ángel Cappa doblegó por dos tantos a tres a los andaluces con protagonismo goleador para jugadores como Walter Pico o el ‘Turu‘ Flores.
Ya la última victoria se produjo en marzo de 2013 con Lobera en el banquillo. Aquel equipo comandado en el ataque por Thievy, Vitolo y Chrisantus, ganó también por dos a tres a un Almería que, posteriormente, sería verdugo de los amarillos en las semifinales del Playoff de ascenso a Primera División. Los goles corrieron a cargo, en esta ocasión, del ya mencionado Chrisantus y Jeison Murillo por partida doble.
De resto, la UD tres empate y cinco victorias que demuestran lo difícil que es para los grancanarios sus visitas a tierras almerienses. El último choque entre ambos fue en una eliminatoria de Copa del Rey que acabó con empate a cero en diciembre de 2013.
Aunque los registros no están a favor de Las Palmas, la historia ha cambiado y este fin de semana se presentará con uno de los equipos de más calidad de la categoría, algo a lo que se debería sumar el hecho de que, para ser un candidato firme al ascenso, debe de ganar este tipo de partidos desquitándose así de su sequía goleadora.