Después de ser uno de los principales protagonistas en la primera semana de trabajo de Paco Herrera al frente de la UD, volvió a quedarse en el banquillo. A pesar de haber demostrado ser una pieza capacitada, sigue sin tener la ocasión de mostrarse sobre el césped con más continuidad.
El banquillo como destino. Sin minutos ni oportunidades. La figura de Fidel Chaves en la UD Las Palmas se ha ido diluyendo con el paso de las semanas y no precisamente por una cuestión de pocas garantías, sino porque Manolo Jiménez no confiaba en sus prestaciones y Paco Herrera, de momento, tampoco lo está haciendo y ya en el día de ayer prefirió apostar por Danny Blum en su lugar.
A lo largo de esta semana, la primera con nuevo técnico en el banquillo amarillo, el extremo onubense se ha mostrado participativo, enchufado y con ganas de enseñar sus armas. Sin embargo, eso no ha sido suficiente como para conseguir la ocasión de saltar al césped en tiempo y forma para enseñar sus virtudes.
Quizás, Herrera buscaba con el tridente arriba mostrar esa dosis de valentía que dijo que el equipo necesitaba para afrontar este choque, pero se olvidó por un momento de intentar probar alguna fórmula nueva que fuese más rentable que las propuestas por su antecesor en el cargo. Y es ahí donde Fidel, un futbolista vertical y de mejor pie que Blum o un Rafa Mir fuera de sitio, podía haber entrado.
La constante falta de continuidad del extremo es uno de los problemas con los que se está encontrando. Sin tiempo para poder evaluar su aportación ni para ver como casa con los delanteros y centrocampistas, termina pasando a un segundo plano. En los pocos minutos que ha jugado este año ha dejado destellos de lo que puede aportar, pero sin oportunidades va a ser complicado que pueda dejar patente su verdadera calidad. Puede que ante el Oviedo por fin vuelva a ser titular.
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