Recuperar el alma



Dentro de la negatividad que está viviendo la UD últimamente destaca el exceso de ansiedad y la falta tanto de intensidad como de hambre cuanto toca salir a por la victoria. La cabeza quiere, pero el cuerpo no responde. 

Anclados en el pasado. El bucle de Las Palmas no termina. Las malas sensaciones que está transmitiendo la UD empiezan a recordar a las de la pasada temporada y eso no es nada bueno. El equipo está teniendo muchos problemas en lo psicológico y, sobre todo, sale al terreno de juego con una clara tendencia a ser dominado antes incluso de que el balón eche a rodar con el pitido inicial como pistoletazo.

De esa manera, dentro de los inconvenientes futbolísticos que puedan estar arrastrando los amarillos en esta crisis que se está agudizando, hay aspectos como la agresividad, la intensidad y el hambre que no se están viendo. En ese sentido, a los jugadores insulares les está costando mucho llevar los partidos a su terreno porque no se imponen, no toman el mando y la irregularidad se apodera de ellos.


Con esa falta de contundencia defensiva y esa falta de querer pelear cada balón con las ganas que un candidato al ascenso necesita, la UD comienza cada fin de semana en desventaja con su rival, sea quien sea. Eso pasó en Almería, pasó ayer en Cádiz y también en Gijón. En casa sí que muestra un poco más de entereza, pero no la suficiente como para cerrar los partidos por miedo a perder.

Parecía que el cambio de entrenador, la revolución en la plantilla y el descenso habían hecho desaparecer vicios que ya el curso pasado fueron nocivos, aunque es evidente que no, que todavía queda para borrar ese pavor a perder puntos. Jugar con ansiedad por ganar no es plato de buen gusto, pero está claro que este plantel se hizo para pelear por el ascenso y tiene que conseguir estar arriba.

Ahora, Paco Herrera tiene que devolverle el alma al equipo y encontrar tanto el sistema como los jugadores adecuados para que, como él mismo dijo en sala de prensa, el equipo pueda volar. Sin una identidad clara y sin la ambición como uno de los motores principales va a ser muy complicado lograr el objetivo. Aun así, lo mejor de todo es que todavía quedan 81 puntos para cambiar la dinámica.