El Ministerio del Tiempo, por Cristian Gil

Artículo de opinión escrito por Cristian Gil, redactor de udlaspalmas.NET

Foto: Gabriel Jiménez (udlaspalmas.NET)


L

a UD Las Palmas ha hecho un viaje en el tiempo. Ha retrocedido a los dos primeros partidos. Los amarillos ha vuelto a la casilla de salida. El choque ante el Leganés ha abierto los ojos de muchos de los que pensaban que la escuadra grancanaria había escapado de los problemas que se vieron en el arranque. Esos pasos hacia detrás han llegado después de haber dado uno hacia delante que dejaron patente que este equipo tiene muchas cosas por trabajar.

Los amarillos han disfrazado su falta de estilo y de criterio en una pegada que se ha llevado por delante tanto a un Málaga que tiene muchos más problemas como a un Athletic al que le faltó valentía en el Gran Canaria. Los de Márquez viven de la lucidez de sus hombres de arriba y de un Jonathan Viera al que no se le ve cómodo. La calidad de los futbolistas grancanarios es patente, eso ayuda a que los resultados vayan llegando, pero jamás debería ser el plan A de un equipo que aspira a la tranquilidad.


La UD está sin alma, sin sonrisa. No hay fútbol de ataque y todo queda protegido bajo un guión defensivo que ha salvado al papeleta para sobrevivir en una isla desierta. Los amarillos se resguardan juntando mucho las líneas, pero eso no es suficiente para poder sacar adelante una temporada en la que los recién ascendidos han empezado muy bien y donde la igualdad se está haciendo patente con el paso de las jornadas.

Y ante el Leganés saltaron las alarmas. El equipo madrileño salió ataviado con una piel de cordero que escondía un lobo feroz debajo, algo que no supo ver ni Márquez ni nadie de su staff. El propio entrenador catalán se descubrió a sí mismo en sala de prensa cuando dijo que Las Palmas le había puesto en bandeja la victoria a los pepineros. El Lega jugó rácano y se llevo los tres puntos sin ni siquiera tener un treinta por ciento de la posesión.

Márquez no ha dado con la tecla. El equipo se muestra plano y juega a un ritmo que no le conviene. El fútbol no fluye como debería. Cierto es que las lesiones no le han ayudado. Las bajas han conseguido que los errores se acrecienten, una cuestión que queda palpable en las pocas soluciones que hay en el banquillo; tanto en el Pizjuán como ante el Leganés no había ni un solo delantero que diese un poco de ayuda si el partido se atascaba. ¿Dónde estaba Érik Expósito si Rémy no podía jugar?

Pero todo eso no debe ser una excusa. Ahora viene un Barcelona que va a querer hacer sangre en un día de importancia para el club y para una parte de la sociedad catalana. El equipo llegará al Camp Nou sin sensaciones y las dos últimas derrotas han destapado muchas de las cosas que Las Palmas no hace nada bien. El encuentro ante los blaugranas dará paso a un parón que debería servir para recuperar jugadores y para sentar las bases de algo mucho más sólido que lo visto hasta ahora.

Manolo Márquez tiene trabajo por delante y el tiempo se le echa encima. La UD debe encontrar la puerta adecuada, tiene que llevar la temporada al punto donde todas las piezas encajen y el talento de sus jugadores pueda florecer. Los pasillos del Ministerio del Tiempo son oscuros, largos y complicados de seguir. Esperemos que los amarillos no vuelvan a abrir la puerta equivocada, otra vez.

Twitter: @CristianGil_7