Manolo Jiménez está prácticamente obligado a hacer reaccionar a sus hombres en el Martínez Valero dado que un empate o una derrota dejarían su figura un tanto cuestionada. El registro de los últimos 6 partidos y la distancia con los equipos que le superan en la tabla, claves para las dudas.
Tensa calma a pesar de los últimos resultados. En la UD siguen manteniendo la convicción en que Manolo Jiménez es el entrenador ideal para este proyecto y, seguramente, así lo sea. El entrenador sevillano ha demostrado a lo largo de su carrera su valía en muchos sentidos, ya sea ganando títulos con el AEK o llevando al Sevilla a la Champions. Sin embargo, esos logros no ayudan ahora mismo para que Las Palmas dé el paso definitivo que necesita para afianzarse arriba.
Los males amarillos vienen en una racha en la que la victoria ante el Numancia apagó un poco el fuego. De hecho, de los últimos 6 partidos el cuadro insular sólo ha conseguido ganar 1, ha perdido 2 y ha empatado 3 para sumar un total de 6 de 18 puntos posibles. Debido a esta mala racha, se han colocado en la sexta plaza de la clasificación más cerca de estar fuera de los Playoff que de los equipos que ahora mismo ocupan los dos puestos de ascenso directo a Primera División.
A todo eso hay que añadir que las sensaciones no terminan de ser del todo buenas para una UD que ha dado síntomas de equipo rocoso y con pegada, pero que también ha mostrado su versión más conservadora y sin gol. La prueba de ello es el partido ante el Mallorca, donde en 90 minutos se pudo observar las dos caras que el equipo. Además, por querer especular con el resultado se le han ido ya unos cuantos puntos que, en una competición tan igualada, son oro puro.
Por todo ello, una derrota o un empate ante el Elche este sábado podrían colocar a Jiménez en una posición en la que estaría cuestionado. Las dudas a día de hoy son palpables y, ante el riesgo de quedar descolgado a 9 puntos del primer puesto y a 8 del segundo, ya no habría excusas para dejar claro que el andaluz no termina de dar con la tecla que haga de esta plantilla, la segunda más cara de toda la categoría, una de las más competitivas como se pretendía desde el primer minuto.
En caso contrario, de ganar y de hacerlo de buenas maneras, refrendaría su propuesta y su discurso de manera directa. Una victoria serviría para recobrar el crédito que ha ido perdiendo a ojos de un sector de los aficionados. El sevillano ha apostado por un tipo de fútbol que no termina de convencer a la grada, pero si encima de no gustar su estilo no gana partidos, el fin deja de justificar los medios.
Guste más o menos el fútbol de Manolo Jiménez, los resultados son los que mandan y, por ahora, no los tiene de su lado. Eso hace que el duelo ante el Elche sea un envite bastante importante para el técnico. Si no es capaz de levantar el vuelo lo antes posible empezaría a quedar señalado y las dudas podrían empeorar.