Con la derrota de ayer en Córdoba, la UD Las Palmas dio por terminado un año en el que sólo saboreó lo que era ganar en apenas 7 ocasiones. Esta estadística es bastante triste y demuestra lo malo que ha sido este 2018.
Menos mal que el 2018 se termina para la UD. Después de muchos sinsabores, de sufrir un descenso y de no conseguir levantar cabeza, los amarillos pusieron el punto y final al año con una nueva derrota, una dolorosa derrota con la que se dan por acabados unos 365 días para olvidar. De hecho, en este tiempo, Las Palmas sólo consiguió ganar 7 partidos de los 42 disputados en este annus horribilis.
En ese sentido, los triunfos insulares se reducen a 2 en Primera División, uno ante el Valencia de Marcelino y otro ante un Málaga que estaba también hundido, y 5 en Segunda siendo las víctimas el Reus, Extremadura, Nàstic, Numancia y otra vez Málaga.De esos choques, sólo el del conjunto extremeño se ganó fuera de casa, algo que pone de manifiesto la sangría amarilla lejos de Siete Palmas.
De resto, todo han sido derrotas y empates que dejan tocada a una entidad que lo tuvo todo en la élite, pero que ahora mismo pelea por no meterse en esa batalla por el descenso a Segunda División B a la que se ha ido acercando peligrosamente según han ido pasando las semanas. Por ello, la llegada de Herrera sigue sin ser el revulsivo adecuado para levantar este barco que empieza a tener mucha agua.
Sea como sea, por fin acaba el 2018 y en este parón la UD debe reflexionar en todos sus ámbitos en busca de ese gran cambio que les salve de la quema. Lo bueno de la Segunda División es que te da más vidas que ninguna otra competición, pero la reacción tiene que llegar cuanto antes para evitar seguir perdiendo tiempo. Después de Navidad los amarillos deben iniciar la reconquista si no quieren tirar la temporada.
