De Sergio Lobera se ha escrito, y mucho, en el último año y medio. Que si es un entrenador excesivamente joven, que si no sabría gestionar los egos del vestuario, que no cuenta con las suficientes aptitudes para dirigir en Segunda División, que si en cada partido sufre una derrota en lo táctico, que sólo sabe leer los partidos en la rueda de prensa posterior, que realiza los cambios demasiado tarde…
Tantas y tantas cosas que puede que haya razón en todo ello o puede que nada de lo expuesto sea cierto. Cada uno es libre de tener su opinión al respecto. La única realidad tangible es que, según los datos de Javier Marrero, el próximo sábado Sergio Lobera se convertirá en el entrenador con más partidos desde que Miguel Ángel Ramírez preside la entidad. Superando a su antecesor en el cargo, el aragonés vivirá en la Nova Creu Alta su encuentro número sesenta al frente de la nave amarilla. Y yo me alegro de ello.
Siempre he sido muy afín a la cultura británica del fútbol. Particularmente me gusta mucho la forma de entender la figura del entrenador/mánager dentro del club que tienen allí. Al contrario de como ocurre en el fútbol español, ellos respetan a la persona que dirige el equipo. Sí, en serio. En Inglaterra o en Escocia no piden la cabeza del entrenador tras la primera derrota de la temporada ni sopesan la idea de una dimisión a corto plazo. Eso sería tan difícil de asimilar para un aficionado español… pero tranquilos que allí también les echan cuando se ven con el agua al cuello y los resultados no llegan. O no – véase el caso reciente de Roberto Martínez y el Wigan Athletic – .
La cuestión es que me alegra ver una línea de continuidad y estabilidad en el club. Al fin. Tras varios años viendo desfilar a lo mejor de cada casa – peor en muchas ocasiones – por el banquillo de la Unión Deportiva, me siento desahogado al ver que el inquilino del banco me resulta familiar al término del verano.
Un proyecto como el que afronta Las Palmas en los últimos años, precisa de una gran dosis de confianza en la figura del técnico y parece que con Sergio Lobera, se ha logrado. Más allá de posibles conflictos con la comisión deportiva en materia de fichajes, el respaldo con el que cuenta el actual entrenador por parte del presidente y de un sector importante de la afición, son el mejor aval posible para su continuidad.
Indudablemente, desde el punto de vista del aficionado, siempre espero resultados positivos del equipo y también deseo que el ansiado ascenso llegue cuanto antes, pero no por ello creo que haya que escoger siempre la vía más rápida y sencilla cuando las cosas se tuerzan. Porque se torcerán, sí. Habrá tropiezos, más de uno, pero de eso trata este deporte: de caer y levantarse, de perder y ganar.
Lobera cumplirá sesenta partidos en el cargo y si nada extraño ocurre a lo largo de la temporada, en junio se convertirá en el único entrenador en este siglo que ha sido capaz de completar dos temporadas consecutivas al frente de la nave amarilla. No ocurría algo así desde la primera etapa de Kresic. Digo yo que igual esto de la continuidad tampoco está tan mal.
[box size=»large»]por Nauzet Robaina
@NauzetRo
Más artículos de Nauzet Robaina
[/box]