El jugador grancanario desestimó una oferta mareante del Atlético de Kalkota tras el frustrado ascenso ante el Córdoba para ayudar a la Unión Deportiva Las Palmas a regresar a la Primera División.
Tras el ‘Cordobazo’ la Unión Deportiva Las Palmas se quedó en un sendero con dos direcciones: el abismo o volver a intentarlo. El 22J removió algo dentro del club y en los aficionados. La masa social creció, el equipo ascendió a Primera un año después y la Unión Deportiva se levantó.
Uno de los protagonistas ineludibles en este éxito fue Juan Carlos Valerón. El día siguiente del ‘Cordobazo’ acudió a la casa de Miguel Ángel Ramírez en La Milagrosa para darle ánimos y apoyarle tras un episodio fatídico. No era un gesto de cara a la galería. Valerón sería clave en la gestión de los ánimos dentro de un vestuario abatido para recuperar la buena senda en un año que terminaría con el ascenso ante el Zaragoza.
Ese mismo verano después del fracaso ante el Córdoba, con el cuerpo de muchos todavía tambaleándose, Juan Carlos Valerón y su hermano Pedro Valerón –actúa como representante– recibieron una oferta para la mayoría de los futbolistas irrechazable.
El fútbol indio, en expansión en 2014, se fijó en Valerón para aumentar el cartel de su liga. El Atlético de Kolkata, club adherido al Atlético de Madrid, le trasladó al hermano de Valerón una oferta superior al millón de euros por cuatro meses de competición en la India.
La oferta sería rechaza por Juan Carlos Valerón, esgrimiendo que tenía el compromiso ineludible de ayudar para el ascenso de la Unión Deportiva Las Palmas. Un gesto a la altura de una persona que este sábado ha anunciado que a final de curso cuelga las botas. Un gesto de una persona que antepone los valores y motivaciones personales al dinero. Un gesto de Valerón.