Vamos, defender la entrada de Ferrer creo que era una de las cosas que esperaba no ver nunca, y menos por parte de un canarión.
Tú puedes partir de la base que te de la gana, lo que es un hecho es que Miguel Ángel en un corto espacio de tiempo le pegó dos meadas a Ferrer, y a la tercera el del Barça, humillado por un jugador desconocido de segunda división, fue a por él. ¿Qué fuera a romperlo o no? Yo lo que sé es que fue a por Miguel Ángel, y lo rompió, ese es el hecho. Es como decir en un juicio que fuiste a disparar al hombro y el tiro se te fue a la cabeza
Que tengas la desvergüenza de comparar a Samways con ese indeseable y mentiroso (a las pruebas me remito) tiene tela también. El inglés era un jugador demasiado impulsivo, y algo bruto en sus entradas, pero si había algo que le caracterizaba en esas entradas es que iba al balón, algo muy propio del juego que se practica en la Premier. Que yo recuerde nunca lesionó a nadie y menos aún fue a por un tobillo. Cuando se le cruzaba un cable, que se le cruzaba muy a menudo, tenía reacciones más propias de un cabreo en un patio de colegio que de un carnicero. Me refiero a tirarle el balón muy fuerte con las manos a un jugador del Salamanca, o la por todos conocida patada en el culo que le pegó al jugador del Alavés tras este soltarle el codo. Supongo que Paquito o Antonio de Armas después le explicarían que eso es lo que se estila por aquí.
Siguiendo con tus ejemplos, a Sarasúa se le criticó muchísimo por esa acción en Mestalla. No en este foro, que creo que no existía, pero en cualquier tertulia de cafetería o programa deportivo no vi nunca a nadie que le riera la gracia.
Antes de hablar de jugadores de la UD Las Palmas, mejor te centras en los guarros que han pasado por el equipo de tus amores, como Stoitchkov o Koeman.
Viendo tus mensajes, imagino que también dirás que Taylor no tocó a Eduardo, y que el jugador se autolesionó para fastidiar al del Birmingham, o alguna cosa por el estilo
Defender a Ferrer en esa jugada amparándose en una supuesta imparcialidad, es un acto de cinismo e hipocresía.