Cuestión de supervivencia, por Javier RODRÍGUEZ

A pocas fechas del comienzo de la competición y con la plantilla prácticamente cerrada a falta de un posible delantero más que podría llegar ahora o bien en diciembre, analizando la plantilla podemos comprobar como año tras año crece el número de canteranos que se incorporan al primer equipo. Unos opinarán que es una cuestión oportunista que ha llegado de mera casualidad por la sangría económica que acucia a la entidad. Otros afirmarán que se trata de un trabajo de cantera curtido desde años en las entrañas de Barranco Seco y que ahora empieza a dar sus frutos. Lo cierto, sea cual fuere la razón que nos ha conducido a este presente, es que el vivero amarillo sigue dando sus frutos.

La apuesta ambiciosa de esta temporada ha dado un giro a la mediocridad a la que se nos tenía acostumbrado en años anteriores. Si bien las promesas y las expectativas pueden llegar a generar frustraciones si los objetivos no se cumplen, también ha llegado el momento de soñar, de crear ilusión y de empezar a creerse que podemos y debemos ser grandes.

El fútbol está cambiando a pasos agigantados. La crisis está dejando muchos cadáveres en el camino y la soga se va tensando cada vez con más fuerza. Quizás haría falta un control más exhaustivo en los clubes para castigar a aquellos que no cumplen con sus compromisos y premiar a los que son rigurosos con sus presupuestos y cumplen con lo que firman.

La Unión Deportiva Las Palmas camina por el camino correcto ante un futuro realmente incierto. Pero esta incertidumbre es general y prácticamente nadie está libre de verse abocado a una debacle que puede causar una auténtica catarsis futbolística. La apuesta amarilla es firme y clara y pase lo que pase no debe cambiar nunca más el rumbo.

 

por Javier Rodríguez

 @javierodr 

Más artículos de Javier Rodríguez











Artículo anteriorEl Club también buscará una cesión para David Simón
Artículo posteriorDeivid como Busquets; Vitolo como Iniesta, por Carlos TORRENT