Expertos en fiascos (3-2)

Pignol levanta los brazos en el tercer tanto del Castilla / Javier Sáenz (elgoldemadriz.com)

La Unión Deportiva Las Palmas de Sergio Lobera comienza a mostrar signos clarividentes que vaticinan su epílogo. Una derrota más, esta vez ante el Real Madrid Castilla, pone en el disparadero un nuevo proyecto de Miguel Ángel Ramírez. Se vendió ilusión, y la afición se ha encontrado un flamante fraude. Se vociferó ambición, y se vislumbra mediocridad. Ocho jornadas sin conocer la victoria se tornan una losa difícil de remontar.

En Madrid el conjunto grancanario se jugaba su crédito, y por ende, tal y como establece la lógica futbolística en estas situaciones, también su entrenador. Un Castilla sin tres de sus mejores hombres —Nacho, Denis y Morata— logró hacer pensar que el filial, realmente, era su rival. La endeblez psicológica y la carencia de inteligencia grupal es palpable tras los tantos amarillos. El gol de David García originó en la siguiente jugada un desequilibrio defensivo que terminó con un balón al travesaño de Lucas; tras el de Vitolo, la defensa leyó mal un movimiento madridista, decidiendo achicar espacios y dejar tras de sí cuarenta metros de pasarela hacia la portería de Alejandro. La velocidad de los merengues era una de sus armas y no perdonaron el regalo. De esta manera, con tantos errores individuales y colectivos, será complicado incluso salvar la categoría. Los puntos negros son las mismos año tras año, proyecto tras proyecto.

El encuentro se inició de forma esperpéntica. Las defensas de ambos conjuntos competían por acumular errores, especialmente en el bando amarillo, con dos agujeros cada vez más inaceptables como son los laterales defendidos por Corrales y Pignol. El conjunto de Toril cargó su juego hacia las bandas e hizo suya la partida.

Precisamente por la banda de un desacertado Corrales, llegaría el primer tanto del Castilla. Juanfran, con libertad, centra al corazón del área donde un desubicado David García habilitaba a la perfección a Borja. El ariete merengue solo tuvo que meter la cabeza para gritar el primer gol de una noche ajetreada en las porterías. Transcurría únicamente el minuto dos del encuentro y los fantasmas vaticinaban otra noche humillante en Madrid.

La apuesta de Lobera de introducir a Vicente Gómez junto a Hernán no funcionó. Vicente no colaboró en el juego de ataque, llegaba tarde a cualquiera de sus tareas y desequilibró al conjunto en la medular. La falta de creatividad de ambos futbolistas tampoco se veía beneficiada por un trabajo defensivo deficiente en Valdebebas.

Poco después del primer tanto, Las Palmas se encontró con un regalo de Jesús Fernández para establecer la igualada. En una falta lejana, el guardameta merengue se muestra frágil en la salida, un ofrecimiento que David García no quiso desaprovechar. Con el empate llegaron unos minutos de auténtica locura, donde se produjo ocasiones en ambos bandos. El travesaño repelió una acción de Lucas tras el tanto del capitán.

Cuando el partido remitió de su guión de show, Jesé Rodríguez se encargó de hacer valer su picardía y talento. El grancanario pidió perdón tras el tanto, y debió agradecer a Hernán y Chrisantus el haber abierto la barrera para que el balón se colara en las mallas del Di Stéfano. El 2-1, la sensación de no encontrar explicaciones y el germen de una nueva derrota.

Del destello de Vitolo a una nueva derrota

Thievy, de lo poco potable en Valdebebas / Javier Sáenz (elgoldemadriz.com)

Tras la reanudación, los de Lobera salieron algo más enchufados, queriendo llegar a los balones divididos antes que sus adversarios. Sin embargo, se volvió a diluir. Cuando el encuentro entró en fase de descomposición apareció en escena Vitolo. Caricaturizado durante el encuentro, sin apenas protagonismo, ejecutó una acción combinativa en el área con arte en el minuto 66. Picó el esférico a Jesús y volvió a subir el empate al marcador. ¿Lo que iba a ocurrir de inmediato? Ni el más cenizo podría imaginarlo.

Un balón dividido origina una duda en la defensa amarilla: o replegarse, o salir a ‘achicar’ el espacio. La defensa, en bloque, elige la segunda opción sin saber, aún, que cavaría su propia tumba. Jesé se encargó de ofrecer en profundidad un pase a las espaldas de Corrales. Tras él, un páramo de cuarenta metros que recorrió holgadamente Juanfran hasta línea de fondo. Su pase atrás no fue rechazado por una sorprendida zaga amarilla que giró la vista y vio como el balón caía a los pies de Lucas. El madridista dribló a Pignol con suma facilidad en el área, y coló el balón en la escuadra a contrapié de Alejandro. C’est fini.

Solo Guerrero en dos ocasiones al final del encuentro pudo volver a subir la igualada al marcador de Valdebebas. El debate sobre si el botín hubiera sido justo es válido. Lo que no responde a coherencia son los errores infantiles que comete la Unión Deportiva semana sí, semana también. Con un objetivo tan ambicioso solo queda esperar acontecimientos dramáticos. El espacio para el cabeza de un técnico ya está reservado desde hace semanas en Pío XII y un resultado negativo la próxima jornada precipitará el certificado de un nuevo fracaso. Mientras los focos se dirijan hacia el entrenador, la música no parará de sonar en los despachos. La fiesta continúa. Y son siete años con la misma canción.

 

Real Madrid Castilla: Jesús; Fabinho, Iván, Mateos, Casado; Mosquera, Álex, Lucas (Quini, min. 85), Borja (José Rodríguez, min. 69), Juanfran; y Jesé (Raúl de Tomás, min. 90). Entrenador: Alberto Toril.

Unión Deportiva Las Palmas: Alejandro; Pignol, David García, Murillo, Corrales; Nauzet Alemán, Vicente (Sergio Suárez, min. 85), Hernán (Momo, min. 63), Vitolo; Thievy y Chrisantus (Javi Guerrero, min. 63). Entrenador: Sergio Lobera.

Goles: 1-0, Borja, min. 3; 1-1, David García, min. 6; 2-1, Jesé, min. 30; 2-2, Vitolo, min. 66; 3-2, Lucas, min. 67.

Árbitro: López Acera (Colegio extremeño). Amonestó a Vitolo (Min. 12), Fabinho (Min. 41), Nauzet Alemán (Min.45), Murillo (Min. 51), Corrales (Min. 54), David García (Min.82) y Mateos (Min. 90).

Incidencias: 1.963 espectadores en el Estadio Alfredo Di Stéfano de Valdebebas.











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