Inesperados momentos de felicidad, por Néstor CEBRIÁN

Qué bonita es la Copa, a pesar de la Federación. Menudo partido. Menudas caras cuando acabó. Menudas caras cuando empezó. No era para menos. 86 segundos y Las Palmas ya iba perdiendo. ¿El día de la marmota de nuevo? busqué en las butacas del Gran Canaria a Bill Murray, pero no estaba. ¿Andie MacDowell? Tampoco. Un nuevo gol en el primer minuto. No es recomendable a las aficiones rivales de la UD que lleguen tarde al estadio o a la retransmisión. Pintaba feo el asunto. ¿Podía ser peor? No, llovía.

Pero algo no era igual que los últimos encuentros. Nauzet tomaba la noche de Copa el rol del mediocentro generador. Ordenaba, se ofrecía a la salida de pelota. Basculaba y se incorporaba, según dictara el juego. Además había un Momo que se vaciaba como si un canterano de 18 años en su primer partido se tratara. Mordía atrás se desplegaba y combinaba delante, era él quien asistía a Guerrero en el tanto del empate. Y después estaba Thievy, en una epopeya más cercana al ciclismo heroico que al balompié. Así se podría seguir con todos los jugadores que disputaron minutos este encuentro. Porque se jugó como equipo. Se pudo perder, eso llegó a parecer, no obstante, se ganó. Pero pasara lo que pasara, hoy se hizo en conjunto. Solidarios. Entregados. Jugando.

La defensa empezaba a mostrar firmeza, dominaba el esférico y el encuentro la UD, pero Bouazza tras clavar la pelota en la escuadra en el tercer acto asestaba una estaca en el corazón del equipo y del público. Decía Kresic que la justicia en fútbol no existe. Existe el gol. Los merecimientos de nada valen. Los campeones a los puntos es para boxeo. Todo es cierto. Pero nadie podía negar que por juego y por intensidad los amarillos no merecían tan cruel destino. Alejando suspicacias de camas, los futbolistas se habían hecho deudores de algo más. En ese momento comenzaba un nuevo partido en las gradas. El público no cargó su ira contra el entrenador o jugadores sino contra el asesor presidencial. Una indignación con aires a la ateniense Plaza Sintagma. Fue tal el griterío que los dioses del fútbol giraron su cabeza dirigiendo su mirada a Siete Palmas y aparecieron cuando en pantalla salían los títulos de crédito. Penalti a Chrisantus y gol de Momo.

En la prórroga el Racing atacó lo que no había hecho durante los 90 minutos anteriores. Si bien no era el escuadrón de paquidermos de Aníbal de Cartago cruzando los Alpes en dirección a Roma, si que pudieron adelantarse los cántabros en el marcador. Un tiro al larguero da buena fe de ello. Pero aquel no gol de Vitolo frente al Lugo, o el de Chrisantus ante Barça B, entre otros, aparecieron hoy en el Gran Canaria. Antes fue Momo, ahora serían Murillo, espléndido partido el suyo junto a Deivid, y a continuación Thievy, como premio a su enorme encuentro, cerrando la eliminatoria. Y entre gol y gol menciones negativas a Juanito en la grada y positivas a Lobera que agradecía el gesto. Dejando una reflexión, de existir división de criterios entre ambos cargos, la afición tomó parte. Pero lo importante al fin al cabo fue que la UD ganó su primer encuentro en casa a base de juego y de intensidad. La afición fue testigo y cómplice. Qué similar empezó el partido al último jugado. Qué diferente acabó. Por esto somos de la UD. Ahora la realidad, Sabadell. Nada de lo ocurrido hoy servirá si no se traslada a la liga.

Epílogo. Un año y medio para la aprobación por parte del Cabildo del presupuesto para buscar un apaño a las pistas de atletismo, ¿y el proyecto a presentar se debe realizar en una semana? Merkel, toma Canarias porque no tenemos solución ni absolución. Además aquí juega Chrisantus que jugó en el Hamburgo, por si te vale de algo. ¿Dos semanas era mucho tiempo? ¿Cinco días poco? La tesina de un Máster puede llegar a tener una carga de 150 horas y para idear el futuro del estadio se dan 168 horas. Llamen a Jack Bauer, él fue capaz de salvar el mundo en 24 horas.

por Néstor Cebrián
 @NestorCebrian
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