El regreso esperado, por Néstor CEBRIÁN

Oí una vez a un profesor que la historias y las canciones cuando más deben transmitir es al principio y al final. Lo que pasa en la mitad importa menos. Lo capital se halla en cómo se empieza y en cómo se acaba. Si eso fuera igual para el deporte podríamos decir que los primeros bocados de la temporada supieron a ilusión. Los últimos, a amarga esperanza. Cuando más indiferencia había hacia el equipo, finales de la temporada pasada, más se rearmó la ambición a través del discurso de presentación del secretario técnico y del entrenador. Y cuando en peor momento anímico, de forma y de juego se estaba atravesando, mejor se sobrepuso la plantilla, luchando de tú a tú para superar la eliminatoria y alcanzar la final de la promoción. Y es que, artimañas que desmerecen este deporte aparte, el Almería ni fue más que la UD, ni ofreció mejor fútbol que los amarillos. La mejor clasificación de los andaluces marcó la diferencia.

Sin embargo este agrio final escoge un dulce. Las Palmas ha recorrido una larga vereda y parece avistar una bonita senda ante sí. Segunda temporada consecutiva que no se destituye al entrenador que la empieza. La estabilidad institucional se va trasladando al cuerpo técnico. De cuajar la anunciada renovación de Lobera, la UD estará en una gran posición con respecto a sus rivales para seguir haciendo el camino que le debe llevar a la Primera División. Porque si de algo ha servido esta promoción, es para certificar que Las Palmas no es que vaya a volver, sino que ya regresó. Basta con ver lo que pasó el domingo de madrugada en el Aeropuerto de Gando.

Esto no es un club o una sociedad anónima deportiva, da igual lo que diga su forma jurídica. Esto es una afición que da cátedra en la derrota que es peleada. Una gente que saca matrícula de honor en dignidad y alienta a sus jugadores cuando demuestran que quieren volar, sin importarles si logran o no. Algo común en esta isla, hace no mucho lo demostró el Centro Insular de Deportes. Con esa actitud en política y economía seríamos imparables. No es habitual recibimientos que se le brindó a la plantilla ayer. No es normal esa afectuosa pasión en la pérdida. Por eso, cuando hubo una parte de la temporada de dudas, pues también se trata de una afición crítica como la que más, estaba convencido que al final sería agradecida. Así lo ha hecho a lo largo de su historia y así lo seguirá haciendo. Esta es una de sus señas. Las pedradas, los asedios al estadio y el bochorno serán propios de otros lugares. No de aquí.

De Gran Canaria se marchó el sábado un equipo que aspiró y logró entrar a los playoffs. Pero el domingo volvió un caído que luchará por el ascenso el año próximo. Por eso cada minuto que pasa estoy más seguro de que Las Palmas compró su billete de vuelta a Primera el 12 de Junio,  de un viaje empezó el domingo 16 a eso de las nueve de la noche. 2014 allá vamos.

[box size=»large»]nrobaina_200por Néstor Cebrián
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