OPINIÓN | El juego pausado, elegante, de toque y preciso —Alfredo Relaño en El País argumentaba que el tiki-taka no es un invento del Barcelona, ya lo jugaban Guedes, Tonono, Germán Dévora, etc.—, son conceptos históricamente asociados al fútbol canario. Y el fútbol canario ha estado representado en la élite, en su mayoría, por el club que más ha apostado por el talento de la tierra: la Unión Deportiva Las Palmas.
Hay ciertas generaciones, estilos y conductas que marcan la historia de un club, que impregnan etiquetas tan reales como la vida misma. Y que perduran en la eternidad. El espíritu inquebrantable del Madrid, el juego preciosista del Barça, la gallardía del Athletic, la pasión del Atleti… y el fútbol asociativo de Las Palmas. Conceptos inseparables.
Se olvidó la Unión Deportiva Las Palmas durante décadas de una fórmula que funcionó: cantera y fútbol de toque. Hay cosas que no se pueden abandonar, tan meridianas que se aclaran con una pregunta: ¿qué es lo que nos diferencia? Es tan sencillo como pasear por Las Canteras o por los campos de la isla para darse cuenta que nuestras promesas no son ni fuertes, ni potentes ni altos, pero sí tienen un talento descomunal para combinar desde una técnica depurada. Ahí está nuestro valor diferencial. Y salen a borbollones.
Esta Unión Deportiva contemporánea ha regresado a sus orígenes, a la fórmula que tanto éxito y alegrías ofreció en los sesenta y setenta. El cambio de entrenador ha resultado clave para renovarse y entender que la Unión Deportiva que esperaba la Primera División es esta versión. No otra. Una versión tan etiquetada como la de cualquier otro club. Las Palmas crece reconociéndose a sí misma. Y colecciona aplausos a nivel nacional, allá dónde se anhelaba el sabor añejo de una esperada Unión Deportiva.
Twitter: @mhernandez
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