Víctor Laguardia, central zaragozano de 21 años, lo tiene todo para triunfar. Todo menos la continuidad que necesita cualquier joven canterano y que rara vez se le concede en su casa. No hay nada más difícil que ser profeta en su tierra, dicen. El futbolista sí soñó con tenerla en algún momento en el Real Zaragoza, pero una grave lesión de rodilla cuando comenzaba a entrar en los planes de Marcelino García Toral le mandó directo al olvido. No de la grada, que siempre lo ha querido junto a Goni como pareja de centrales. Una utopía, ya que ambos están cedidos en Segunda División.
Debutante en Primera División ante el Tenerife con tan sólo 19 años en un partido en el que el Real Zaragoza venció 1-0. Jugó de lateral derecho, una posición que no desconoce pero que no se adapta a sus características. Se trata de un central puro, con buena salida de balón, que destaca por su buena capacidad de colocación. Es rápido y tiene un buen juego aéreo, por lo que con estas características que firmaría cualquier internacional, tiene en Las Palmas una oportunidad única para reivindicarse.
Durante la pretemporada ha actuado como central en defensa de cinco, aunque los fichajes de David Mateos o Fernando Meira le han cerrado la puerta del primer equipo. Una cláusula de su contrato le impedía jugar con el filial, por lo que Javier Aguirre aconsejó su salida para que siguiera creciendo. Lo hace en forma de cesión porque en la entidad se sigue confiando en que crezca y adquiera la contundencia y el poso necesario para ser importante en tierras aragonesas.
Llega a Gran Canaria con la necesidad de tener minutos y con la firme intención de tener estabilidad durante al menos una temporada. Si en Las Palmas le saben cuidar y le dan entrada al once acabará haciéndose con la titularidad y demostrando que tiene potencial para ser uno de los mejores centrales de la Liga Adelante. Y, por qué no, en un futuro no muy lejano, de la Liga BBVA.
Artículo realizado por Fran Castarlenas, periodista de Aragón Digital
