
Las Palmas tiene trabajadores con talento, capaces de dominar el esférico, crear jugadas elásticas y producir un espectáculo positivo. Jugadores como Jonathan Viera, Vitolo o David González, bendecidos por cualidades de fútbol de gusto, corren hacia atrás, persiguiendo un esférico. Sea cual sea el escenario el papel de los de Juan Manuel Rodríguez es perseguir al contrario. Las ideas, tras tanto desgaste, se asimilan a un encefalograma plano. Un auténtico bodrio. Eso es la Unión Deportiva lejos del Estadio de Gran Canaria, un equipo que acumula diez encuentros sin conocer la victoria lejos de casa.
Los planteamientos, en resumen, la negación a la ambición, están lastrando a unos jugadores que quieren más. Sin embargo, una y otra vez vuelven de la Península con la palabra fracaso grabada a fuego en su frente. No es para menos, renunciar a un estilo, ceder argumentos en la batalla y caer constantemente haría recrudecer la moral del ejército con más arraigo.
Rodríguez alineó a Javi Castellano en el lateral derecho en sustitución de Pignol. La ausencia del grancanario de stopper permitió el absoluto dominio del Córdoba en la medular durante la primera mitad, restando influencia a jugadores como David González en la creación. En los primeros 15 minutos pudieron golear a unos amarillos que parecían absortos en el limbo, incapaces de interpretar el sistema que pretendía el míster. Aún así, los de Jémez mantuvieron la certeza de llevarse el encuentro a pesar de un Mariano Barbosa que opositaba a convertirse en el ogro cordobés. Una vez más, el portero argentino estuvo pletórico.
Una oportunidad única

Las Palmas salió algo más despierta en la segunda mitad, por lo menos con la intención de cometer la temeridad de otear el horizonte. Durante el primer tramo se percibió a un Córdoba con buenos golpes, pero sin capacidad para noquear. La sensación de dilatación dio esperanzas a los amarillos.
En el 67 llegaría la jugada clave del encuentro. Guerrero, en una falta, lanzaba al marco de Alberto encontrándose con la mano de un defensor blanquiverde en su trayectoria. El penalti, de libro. Vitolo, con acierto en anteriores ocasiones, erró el lanzamiento y el choque cambió su rumbo.
Tan solo cinco minutos más tarde, en una mala transición defensiva amarilla llegaría el tanto de Patiño, que a la postre significaría la victoria local. El delantero cordobés se adelantó a un, hasta ese momento, inconmensurable Laguardia para cabecear a la red un centro desde la izquierda. La película, refrita hasta la saciedad, volvía a impregnar el ambiente de pesimismo.
Juan Manuel movió fichas, en su atrevimiento más ambicioso, dando entrada a Momo y a Portillo, que dieron sensación de aportar más que compañeros imprescindibles para el técnico de Las Alcaravaneras. Finalmente, el partido, como la ilusión, cayó del lado del Córdoba. La elegancia y deportividad también, después de un gesto censurable de Jonathan Viera, que intentó dar un cabezazo a un rival que le supuso la expulsión. Un triste episodio para otro capítulo mediocre.
Córdoba Club de Fútbol: Alberto García; Fernández, Gaspar, David Prieto, Fuentes; Borja García, López Garai (Alberto Aguilar, m.76), Hervás, Caballero, López Silva (Fede Vico, m.59); Airam (Patiño, m.64). Entrenador: Paco Jémez.
Unión Deportiva Las Palmas: Barbosa; Javi Castellano, Juanpe (Portillo, m.77), Laguardia, Ruymán; Vitolo, David González (Momo, m.78), Dani Castellano (David García, m.54), Jonathan Viera; Quiroga y Javi Guerrero. Entrenador: Juan Manuel Rodríguez.
Goles: 1-0, Patiño (min. 73).
Árbitro: Lesma López (Comité Madrileño). Expulsó con roja directa, por agresión en el minuto 92, al visitante Jonathan Viera. Amonestó con amarilla a los cordobesistas Airam, Fernández, Fuentes, López Silva, Javi Hervás y Borja García, y a los grancanarios Javi Castellano y Javi Guerrero.
Incidencias: Partido de la vigésima sexta jornada de Segunda A, disputado en El Arcángel ante 8.097 espectadores. Terreno de juego en irregulares condiciones.