Kevin Fontecha, de 22 años, no se pierde un partido de la Unión Deportiva en Andalucía por nada del mundo. Gracias a su beca y a la ayuda de sus padres ha recorrido cientos de kilómetros para acompañar a su equipo en el sueño del ascenso a Primera. Destaca la calidad humana de Sergio Lobera, y cree que «si no es este año, no ascenderemos».

Kevin es un aficionado acérrimo de la Unión Deportiva Las Palmas, de los fieles. Uno más de los miles de seguidores que el representativo colecciona en la Península. Destila energía y positivismo cuando habla del ascenso, aunque el último resultado en Córdoba, donde estuvo presente, le ha hecho rebajar la euforia.
«El segundo puesto lo veo complicado. Hasta la semana pasada lo veía factible. Visto el arbitraje también creo que lo vamos a tener muy difícil aspirar al ascenso directo», admitía en la tarde de ayer, visiblemente molesto con las decisiones del colegiado gallego Pérez Pallas. Sin embargo, sí confía plenamente en la clasificación para la promoción. «No conseguirlo sería más demérito nuestro que del que venga detrás, como la Ponferradina. Tenemos un calendario factible ahora mismo, vamos a llegar a la ultima jornada con el Murcia salvado o descendido… ojalá estemos en Murcia quedando segundos, sería precioso, creo que iría montón de gente», afirmó Fontecha, que estudia segundo de periodismo en la Universidad de Málaga y aspira en su futuro profesional a cubrir la información amarilla.
Esta temporada se ha desplazado desde la ciudad malacitana a Huelva, Sevilla [en Copa, ante el Real Betis Balompié], Jerez y este último fin de semana a Córdoba. «Me perdí el mejor, el del Almería», se lamenta. La crisis económica obliga a ser austeros en los presupuestos, pero ni las flaquezas frenan a Kevin para animar a su equipo. Con el dinero que recibe de la beca y la aportación de sus padres consigue para costearse los viajes. «A Jerez no me salió muy caro, 50 euros. A Córdoba fueron seis euros en coche, ya que nos juntamos cinco desde Málaga para compartir gastos, y la entradas las habían puesto a cinco euros, así que perfecto», añade. Además, suele ponerse en contacto con los jugadores a través de las redes sociales, como con Jeison Murillo, para conseguir las entradas. Toda estrategia para animar a su Unión Deportiva es poca.
En sus desplazamientos también ha habido lugar para las anécdotas. Contabiliza varias Kevin, pero se queda con la ocurrida tras el desplazamiento a Jerez. La expedición amarilla pasó la noche tras la victoria en Sevilla, justo el día grande de la Feria de la ciudad hispalense. Kevin y varios amigos fueron a disfrutar de la noche y las famosas casetas sevillanas con la sorpresa de encontrarse al cuerpo técnico amarillo. «Estábamos cuatro amigos, nos dimos la vuelta y vimos a Sergio Lobera, Juan Carlos Socorro, Branko Milovanovic y Manu Sayabera. Se acercó Lobera al ver que nos fijábamos, y nos preguntó, ¿canarios, verdad?, sonriendo. Vino él a hablar con nosotros», destaca Kevin. «Estuvimos diez minutos charlando. Dice mucho de la calidad humana del cuerpo técnico y de lo unido que está la afición y el equipo», enfatiza.
Preguntado por el papel que ha tenido Sergio Lobera para liderar al equipo, apunta que «llevábamos muchos años que los jugadores prácticamente caminaban sobre el césped. Llegó Lobera y ha cambiado prácticamente toda la dinámica de un conjunto. Luego ha callado bocas por su presumible poca valía al no haber entrenado en fútbol profesional: llegó con un esquema y supo cambiarlo cuando las cosas no funcionaban. Cualquier otro entrenador no podría revertir esa situación», argumenta. Además, subraya que «toda la afición está con él», algo que han conseguido muy pocos técnicos en la historia del club.

Amigos reconvertidos al amarillo

Además de seguir al equipo amarillo día a día través de Internet y redes sociales, Kevin posee otras cualidades del manual del buen aficionado. Ha conseguido evangelizar a varios de sus amigos, que ahora son los que preguntan cuándo será el próximo desplazamiento. «El día de Jerez fuimos al hotel donde se hospedaban los jugadores y el trato fue, como siempre, exquisito. Un amigo que es del Polideportivo Ejido se hizo de Las Palmas, me decía que era muy bonito el buen rollo y el ambiente que generaba el equipo», explica Fontecha, criado en el capitalino barrio de Escaleritas.
Está en camino de reconvertir a otros amigos de Málaga o Córdoba, aunque reconoce que es más complicado. Por lo menos, ya simpatizan con la causa de Kevin, que lo tiene claro con respecto al ascenso: «Si no es este año no va a ser nunca. Si con el equipo y entrenador que tenemos no lo conseguimos, va a ser difícil subir en próximas temporadas», confiesa. «Contra el Linares fue súper bonito, no me quiero imaginar cómo será un ascenso a Primera División», dice el joven con un entusiasmo que contagia.
Kevin es uno de los miles de canarios que pertenecen a una generación que no ha saboreado el caviar del fútbol en la élite. Podrían ser del Real Madrid o del Barcelona, pero decidieron confiar su sentimiento al amarillo. Al equipo de su tierra. Se desconoce si la Unión Deportiva celebrará en junio el ascenso, lo que sí está a buen resguardo es el sentimiento amarillo con ejemplos como el del apóstol Kevin. Solo por su ilusión merece cumplir su sueño: ver al representativo en lo más alto.