El portero llegó levantando grandes expectativas entre la afición. Sin embargo, un transcurso dubitativo de temporada hizo que Márquez y Ayestarán alternaran al argentino y a Lizoaín. Hasta que llegó Jémez.
Fue uno de los primeros fichajes en ser anunciados el pasado verano. La urgencia por contratar a un portero que diera seguridad al equipo acuciaba de tal manera que la dirección deportiva prefirió no esperar. A finales de junio llegó, en medio de este clima, Leandro Chichizola. Como segundo portero quedaría, a priori, un Raúl Lizoaín que sumaría su octava temporada en la isla.
La pretemporada dio el pistoletazo de salida con la afición expectante ante su nuevo guardameta. Las sensaciones de inicio fueron esperanzadoras, tanto como las que dejaba una defensa que iba apuntalando sus fallos y solventando las dudas del año anterior con Quique Setién. No obstante, como si de un oasis se tratara, la tranquilidad fue un espejismo hasta que empezó la temporada oficial.
Chichizola tomó la delantera al comienzo desde primera jornada. En nueve fechas en las que fue titular hasta finales de octubre, el argentino encajó un total de 24 goles, una media de más de dos por encuentro. Entonces llegó Ayestaran y dio la oportunidad de reivindicarse a Raúl Lizoaín. El canterano encadenó siete partidos consecutivos bajo palos, en los que encajó 16 goles, casi con la misma media que su rival en la meta.
La consolidación llegó con Jémez
El 2017 acabó y con el nuevo año aterrizó en Gran Canaria, por segunda vez en su vida, Paco Jémez. El técnico quiso armar la revolución desde dentro y reformar los hábitos de un equipo al que veía descompuesto. En la portería empezó alternando. Chichizola jugó ante el Eibar y Lizoaín en el 6-0 ante el Girona. Justo después, el cancerbero sudamericano se consolidó en la titularidad.
Una vez asentado bajo los palos, el portero ha sido una de las piezas importantes en el proceso de cambio en Las Palmas. Los nuevos parámetros y automatismos inculcados por Jémez necesitaban de futbolistas que los asimilaran adecuadamente. Así, Chichizola ha tratado de amoldarse a las pretensiones de juego en corto acorde con la nueva filosofía del equipo. Ahora, la continuidad debe traducirse en una mayor dosis de seguridad.