Creer en Rubén Castro, por Cristian Gil

Artículo de opinión escrito por Cristian Gil, redactor de udlaspalmas.NET

C

uentan los últimos descendientes del Estadio Insular que, cuando el viejo feudo amarillo ya dibujaba los últimos cuadros de su rica historia, vivieron el nacimiento de un goleador que estaba hecho de otra pasta. Sobre el verde de la antigua casa de la UD Las Palmas la figura de Rubén Castro mutó de niño a hombre a una velocidad de vértigo que se llevó por delante el final de una etapa dorada. Aquel chaval de pícara sonrisa y gatillo fácil escribió una historia imborrable con final abierto a pesar de que los últimos capítulos no gozaran de un agrado generalizado.

Más allá de cómo cerrase su paso por la isla, de los pitos que ha recibido en sus visitas al Estadio de Gran Canaria y de aquella famosa ‘agarrada’ en su último suspiro vestido de color amarillo, ‘El Moña’ es un fichaje que reabre una cuenta pendiente en su persona y que pone de manifiesto la ambición de una entidad, la amarilla, que está trabajando para recuperar todo lo que perdió el curso pasado, para dejar atrás una época de bonanza cuyo descontrol absoluto le llevó a perder todo lo que había ganado e, incluso, la identidad.

Puede gustar más o menos, pero lo cierto es que la incorporación de Rubén Castro debe ser tomada como un golpe sobre la mesa del club, como una segunda oportunidad para el delantero de poder escribir un final adecuado a su carrera. A pesar de contar con 37 años, el isletero es un jugador que no ofrece demasiadas dudas futbolísticamente hablando si está en forma, básicamente, porque el olfato goleador es una virtud que no se pierde.

Lo lógico sería que con el paso de los años el deterioro se abra paso dentro de las entrañas de un killer que está acostumbrado a perforar porterías y a alimentar su voracidad goleadora escuchando el golpear del balón en las mallas. No obstante, antes de decidir si el delantero está o no para competir en un equipo como el que está gestando la UD hay que darle el voto de confianza que se ha ganado con sus números estos años.

Si bien es cierto que esta etapa tiene toda la pinta de ser la última de su carrera, el grancanario es un seguro de gol que ahora debe cuajar al lado de un Araujo con el que puede conformar una pareja letal. La ‘Delantera Dinamita’ tiene que generar una serie de vínculos sobre los que construir una sociedad que bien podría ser ilimitada, algo en lo que tendrá que incidir un Manolo Jiménez que es experto en el uso de la psicología sobre sus pupilos, en extraer rendimiento y en motivar a sus jugadores para sacar lo mejor de ellos.

Por ello, es momento de celebrar que ‘El Moña’ vuelve a casa y que lo hace dispuesto a todo. Creer en sus posibilidades no debe ser cuestión de fe, sino de confiar en uno de los fichajes, a priori, más importantes de la historia reciente del club. Ahora que ya es una realidad, el aterrizaje de Rubén invita al optimismo con los pies en el suelo. Las Palmas ha logrado juntar a una pareja con la que puede construir un auténtico ‘Imperio del Gol’; no será una tarea fácil el hacerlo funcionar, pero la UD se ha dado el derecho a soñar.











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