A la UD Las Palmas se le escaparon dos puntos importantísimos de su duelo ante el Deportivo por no poder acabar con el encuentro antes de tiempo. Aunque los cinco minutos de alargue fueron excesivos, los de Jiménez volvieron a tener la pólvora mojada para rematar a los gallegos.
Punto agridulce. Más agrio que dulce. La UD Las Palmas se ha dejado por el camino una victoria que refrenda que, más o menos, va encontrando su camino, pero que vuelve a demostrar una gran falta de pegada. Por esa razón, el tanto en el noventa y cinco de Duarte echó por tierra un partido que tenían los amarillos bastante controlado y en el que seguramente merecieron ganar, aunque no fue así.
Los hombres de Manolo Jiménez tuvieron en su poder la posibilidad de matar el choque en varias jugadas durante un tramo final en el que el Dépor se partió y hubo espacios para contraatacar. Mir y Araujo no estuvieron finos en esos metros decisivos, llegando a errar ocasiones tan claras que eran goles casi cantados gracias a unas decisiones equivocadas a la hora de golpear la pelota en el momento justo.
También es verdad que el árbitro se pasó un poco con los cinco minutos de alargue y eso, se quiere ver o no, condicionó el resultado. A pesar de ello, la UD desperdició oportunidades para rematar a un rival que estuvo durante ciertos instantes con el agua un poco al cuello. Pero esto es lo que tiene el fútbol, que si perdonas te pueden matar y si rematas lo normal es que termines ganando muchos partidos.
Aunque a Las Palmas le sigue faltando fútbol por el medio y le sobran pelotazos, en un guión de partido como el de hoy, donde los espacios aparecieron cuando más lo necesitaba para acabar con el encuentro, no supo finalizar. Sigue siendo una de las tareas pendientes a mejorar, una asignatura demasiado atragantada que hay que resolver porque, si es así como quieren jugar, les urge ser más resolutivos.