El mediapunta del filial de la UD crece a buen ritmo y ya se ha convertido en una de las principales referencias del equipo de Juan Manuel Rodríguez. La visión de juego y el buen toque con el balón son sus grandes virtudes.
Un futbolista diferente. Un jugador elegante. Kirian Rodríguez se ha convertido en uno de los protagonistas de la temporada de Las Palmas Atlético por méritos propios y, sobre todo, por esa capacidad que tiene para manejar el juego de los suyos. Con esa vitola de arquitecto amarillo, el tinerfeño deja claro en cada partido que el ’10’ no le pesa y que de sus botas sale magia cada vez que roza el balón.
Lo cierto es que es una de las piezas clave en la construcción de los ataques del cuadro insular y, además, aparece en esa zona de tres cuartos para ayudar a los delanteros con ese último pase tan delicioso que rompe defensas. Siendo esas sus principales virtudes, también hay que destacar el trabajo que realiza en tareas defensivas cuando toca, algo en lo que tiene que ver Juan Manuel Rodríguez.
Una de las claves de su buena temporada es que tiene en su cabeza lo tiene todo, cada centímetro de césped y cada desmarque de sus compañeros. En ese sentido, a pesar de su juventud, mantiene una gran regularidad en su rendimiento y eso le está ayudando dentro de su papel en el filial, ya que otros compañeros de talento no han logrado asentarse dentro del esquema del primer equipo canterano.
Lo que está claro es que, tarde o temprano, su figura tiene aterrizar en la dinámica del primer equipo. Sea en esta temporada o el próximo verano, está mereciendo que le abran esa puerta para probarse con los mayores. Las sensaciones que deja y su aportación en Las Palmas Atlético así lo atestiguan. Aun así, aunque clame al cielo que Herrera no le tenga en cuenta, tampoco hay que tener prisas con él.
Kirian ya tiene la puerta delante y sólo necesita un empujón más para terminar de tirarla. Sea con ayuda de una llamada del técnico del primer equipo o no, su oportunidad acabarán llegando. Es cuestión de tiempo.
