La UD Las Palmas consiguió no solo ganar, sino golear al Osasuna, en el primer partido del año en casa. El conjunto dirigido por Paco Herrera se fue al descanso con un 3-0, algo que seguramente nadie podría pensar antes de empezar el encuentro.
Una vez más se comenzó el partido de forma dubitativa, con un Osasuna que había comenzado fuerte con la clara intención de dominar el encuentro desde el primer minuto, justo el guión que cabía esperar. A los diez minutos de juego podía haberse venido todo abajo si la falta de Rubén García hubiese entrado en vez de estrellarse en el larguero. Pero no, no entró y hoy sí era el día de la UD. Justo en la jugada siguiente, Fidel se inventaba un auténtico golazo tras driblar a su marca y hacer una diagonal con el balón desde la banda hacía el centro. Su gol cambió completamente la dinámica del partido, enchufando a todo el equipo.
Las Palmas no volvió a cometer el error de otras jornadas, y lejos de conformarse con el resultado, intentó generar peligro en el área rival, pero sin llegar a poner en aprietos a Rubén. Fue otra genialidad de Fidel, con un gran disparo de falta a la media hora de juego, la que haría que el rumbo del partido se decantará del lado amarillo. Dos minutos después llegaba el tercero, está vez sería Rafa Mir quien, con una vaselina, batía a Rubén. La UD tenía confianza, se veía con una cómoda distancia a la media hora juego y lo estaba haciendo ante uno de los mejores equipos de la categoría. La jornada pasada se encontró la solvencia necesaria y esta, la chispa que se necesitaba en la zona de ataque.
Diez partidos después el conjunto insular volvió a ganar y lo hizo como hacía tiempo que no se recuerda, sin sufrir. Las Palmas le brindó una tarde repleta de golazos y ocasiones a su afición, que necesitaba un partido como el de hoy para poder volver a tener algo de esperanza en el equipo. Cierto es que hubo tramos en los que el Osasuna dominó claramente a los de Paco Herrera, pero los amarillos ya no conceden tantas ocasiones como antes y agradecen la solvencia que le ha dado al centro del campo la entrada de Peñalba, que pese a su lentitud da seguridad y equilibrio a la UD.
La tarde la redondeó Lemos, con otro gran gol de falta, poniendo el definitivo 4-1 que se quedaría en el marcador. Finalizó así, un encuentro en el que los amarillos volvieron a ver la luz, a marcar goles y mostrar una imagen de confianza frente a las dudas que viene arrastrando durante prácticamente toda la temporada. Sábado de goles, de goles amarillos. Lo dicho, ver para creer.