Sin complejos, con personalidad y con un fútbol convincente. Así se planto la UD Las Palmas en Girona, en la casa de un equipo que roza los 30 millones de presupuesto esta temporada – mucho más del doble de las cifras que maneja la entidad amarilla – , donde desplegó sus mejores minutos de la temporada. Los minutos de un Jonathan Viera falto de ritmo convencieron a la afición.
La mera presencia del ’21’ sobre el césped lo cambió absolutamente todo. Sin completar un partido brillante, Jonathan Viera manejó el tempo del encuentro a su antojo y nutrió de balones con peligro a los futbolistas más adelantados como Srnic o Narváez. Lástima que ninguno de ellos se llame Rubén o se apellide Araujo: otro gallo bien distinto hubiera cantado ayer en Montilivi.
La pena para Pepe Mel – y para la parroquia amarilla – es que la conjunción de talentos este año va a ser muy remota. Si todo se cumple como está previsto y Jonathan Viera se marcha a Pekín en enero, el de La Feria no coincidirá más que en algunos partidos con Pedri – el tinerfeño se marchará con la selección española al Mundial de Brasil juvenil – ni con Araujo ni Rubén Castro, ambos lesionados de larga duración y cuyos regresos no se darán antes del mes de enero.
Pero los 50 minutos en los que Viera estuvo sobre el césped dejaron claro que la UD Las Palmas es capaz de dominar los partidos y no salir a verlas venir. El debate se cierne ahora sobre quién debe escorarse más a la izquierda y quién partir desde la mediapunta: los mejores minutos de Pedri han llegado siempre al estar liberado de tareas en la banda y ayer se volvió a corroborar tras la salida de Viera.
El infortunio ha querido que ni Benito, ni Araujo ni Rubén Castro vayan a estar disponibles en los primeros partidos del ’21’ en su nueva etapa como amarillo. Un ataque formado por esos cuatro futbolistas sería temible y puede que se dé a partir de Navidades si Miguel Ángel Ramírez consigue extender la cesión de Viera hasta el final de la temporada.