Futbolistas en un ostracismo inexplicable

Foto: udlaspalmas


Elegir a 18 futbolistas para cada partido no debe ser tarea sencilla. Pero más complejo debe ser asimilar que uno no va a entrar en esa lista semana tras semana por mucho clamor popular que haya entre la grada. Tres entrenadores con sus respectivas filias y fobias han desfilado este año por la UD, algo que han terminado por pagar algunos miembros de la plantilla con su irregularidad.

A uno le gusta más Dani Castellano y a otro De la Bella. Hay quien apuesta por Maikel Mesa y quien cambia el dibujo sin encontrarle sitio al tinerfeño. Para algún entrenador, Curbelo era indiscutible en el lateral. Para Herrera, Mantovani era un fijo y para Ramírez prescindible. Hubo un tiempo en los que Blum y Fidel parecían intocables y otro en los que eran invisibles. Hasta que hemos llegado a este tramo final con varias víctimas.

La más clara es la del capitán. Con un equipo que se desangra atrás – como lo demuestra los siete goles que ha recibido en los últimos 100 minutos -, que David García ni aparezca entre los convocados para los partidos de la UD Las Palmas parece incomprensible. El de Maspalomas ha pagado el overbooking de centrales y el regreso de la pareja de zagueros del cordobazo (Deivid y Aythami) de la mano del presidente. García no ha contado para Mel y falta por ver si, ante la baja de Cala, regresará a las citas cada fin de semana.


El caso de Maikel Mesa es, tal vez, el más llamativo. El lagunero se ha metido a la grada en el bolsillo  con sus continuas demostraciones de compromiso sobre el terreno de juego, donde siempre se deja la piel pese a no ser tal vez el futbolista más talentoso. A ello le han acompañado goles y una constante sensación de peligro que ni a Herrera ni a Mel parecen haberle convencido. Mesa no ha aparecido en las tres últimas convocatorias y pese a que la UD no está sobrada de gol ni de peligro.

El tercer caso flagrante es el de Gaby Peñalba. El argentino fue incuestionable para Paco Herrera desde que se recupero de su grave lesión, y con él en el campo se vio a la UD más sólida de la temporada. Con unas aportaciones de trabajo sucio e invisible, pero siempre aportando la serenidad que le falta a este equipo, desapareció del mapa tras el descanso del partido ante el Elche. Nunca más se supo de él y ha sido Javi Castellano quien ha protagonizado más minutos.

Son tres ejemplos claros de la falta de timón de una UD Las Palmas en la que, desde el presidente hasta el entrenador, pasando por el secretario técnico, no se ha sabido gestionar una plantilla de casi 20 millones de euros.

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