Conjura y alternativas ante la crisis deportiva



El inicio del 2009 para la Unión Deportiva Las Palmas ha sido una cuesta insalvable. Los buenos presagios en los albores de la época Vidales –tres victorias consecutivas que llevaron la ilusión al seno del club de Pío XII- se han desecho en añicos, y ahora el conjunto amarillo se encuentra sumido en una crisis deportiva que le ha llevado al borde del descenso. Las alarmas, encendidas desde hace bastantes jornadas, justifican la revolución. Vidales, el cual podría afrontar su último partido desde el banquillo si no se lograse la victoria el próximo sábado, apostará por una dupla de delanteros en el ataque.

Marcos Márquez y Saúl, los cuales consiguieron anotar en la derrota amarilla ante el Hércules (4-2) la pasada jornada, serán compañeros natos en el ataque amarillo. La misión: que no se escape un punto más del Estadio de Gran Canaria. El feudo de Siete Palmas, presumiblemente inexpugnable al principio de curso, ya ha sufrido cuatro derrotas: Tenerife, Levante, Real Sociedad y Murcia. Ante el Alavés no sólo no puede suceder, sino que no pueden volar ningún punto. Lo contrario podría desatar las iras de un público quien ya mostró ante el Murcia su malestar por la actual situación deportiva.

Para el trascendental partido del sábado (19:00, Estadio de Gran Canaria), Javier Vidales ha tratado de animar y motivar a una plantilla marcada por la desconfianza de los últimos resultados. El vestuario ha hecho conjura y no duda en sacar adelante el partido ante el Alavés. El técnico asturiano podrá volver a contar con Santamaría en la portería; en cambio, Salomón Rondón y Amaral, ambos resolviendo problemas burocráticos en sus respectivos países, no podrán ser de la partida.