Dinámicas, inercias y motivos para la esperanza

Javier Vidales llegó con su plan renove bajo el brazo y sorprendió a propios y extraños. En menos de noventa minutos desactivó la bomba de relojería que se cernía ante la visita del Celta y amortiguó el golpe con una cómoda victoria. Los triunfos se prolongaron dos semanas más y tanto Alicante como Albacete cayeron en las redes de una UD Las Palmas agresiva que ejercía una presión asfixiante sobre la primera línea de sus rivales. Nueve de nueve y el discurso de la permanencia se cambió por el sueño del ascenso. Todo era posible.

El fútbol no entiende de razones y a menudo no siempre ganan los mejores. Un deporte en el que intervienen tantos factores se presta con frecuencia a golpes del azar que teledirigen la trayectoria ascendente o descendente de cualquier club. Queda en manos de los protagonistas del juego dar el giro de rumbo correspondiente y enderezar la situación.

De esta manera actúan las dinámicas y las inercias. Tras las primeras tres victorias consecutivas la UD Las Palmas mantuvo la dinámica de juego que la había catapultado hacias los puestos nobles de la clasificación. Los amarillos mostraron sus mejores virtudes futbolísticas ante Salamanca y Rayo Vallecano, dos oponentes bien clasificados que se toparon con la mejor versión de los hombres de Vidales.

No cambió el juego pero si empezaron a variar los resultados. La fortuna no sonrió al equipo amarillo y se empezaron a quedar los primeros puntos en el camino. La inercia negativa de resultados empezó a influir en la dinámica de juego hasta acrecentarse en los partidos disputados en el Gran Canaria contra el Levante y Real Sociedad, dos rivales que salieron victoriosos sin hacer mayores méritos que los amarillos en ningún momento.

La UD Las Palmas de Vidales ha sido víctima de su propia incapacidad de sobreponerse a las adversidades. Que las ha tenido y muchas. Su fragilidad moral ha llevado a los jugadores a un desgaste psicológico que ha menguado la capacidad de realizar buen fútbol. Ello unido a errores infantiles y el empecinamiento del Míster de hacer experimentos con determinados jugadores, han sembrado el horizonte de dudas y negatividad.

Contra el Murcia toca cambiar la inercia de resultados para luego encontrar la dinámica de juego. Recuperar la confianza al fin y al cabo porque estos jugadores y este Míster han dado sobradas muestras de tener más calidad que la ofrecida por ejemplo en el último partido en La Romareda.

La situación es dificil pero no insostenible. Encauzar dos victorias consecutivas catapultarían a los amarillos a aguas más tranquilas, despejando muchas dudas que ahora sobrevuelan por la mente de cualquier aficionado. Claro que para eso, de momento, hay que vencer primero al Real Murcia. Cambiemos la dinánmica. Cambiemos la inercia.

Por Javier Rodríguez











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