Venció Las Palmas en un partido que fue un auténtico homenaje al fútbol ofensivo. Un encuentro de esos que los entrenadores odian pero que los aficionados aman. Ocasiones continuas de ambos equipos, frenesí en estado puro, un correcalles que no encontraba un punto de equilibrio en el centro del campo de ninguno de los dos equipos. Y en este contexto, Las Palmas superó al Sporting de Gijón en feudo rival.
Hubo variaciones en todas las líneas del once de la Unión Deportiva. David García sustituía a Aythami Artiles, Valerón recuperaba la titularidad en detrimento de Nauzet Alemán – fuera de la convocatoria para el partido por sanción – y Chrisantus se hacía con un puesto de inicio en lugar de Máyor. El equipo notó los cambios y desplegó un fútbol muy distinto al presenciado el pasado fin de semana en el Estadio de Gran Canaria. Valerón, omnipresente durante todo el partido, cuajó una actuación estelar y dedicó una clase magistral de pases imposibles a los espectadores asturianos.

Sin embargo, el principal protagonista del partido fue otro futbolista. No estaba contando con minutos en este primer tramo de temporada, Máyor le había adelantado en la rotación, el equipo echaba en falta la figura de un delantero que marcara diferencia en los metros finales ante la ausencia de Aranda y él no había podido mostrar sus credenciales. Pues bien, hoy en una plaza tan complicada como El Molinón, Macauley Chrisantus ha jugador su mejor partido desde que es futbolista de la Unión Deportiva Las Palmas. Tres goles y un despliegue físico impresionante ha sido el bagaje del delantero nigeriano en un partido que le ha servido como reivindicación.
El Sporting, por otro lado, demostró ser un equipo mucho mejor de lo que la tabla clasificatoria refleja. Su pegada en los metros finales es abrumadora y aunque solo pudieron demostrarlo dos de sus hombres, – primero Mandi y luego Scepovic – el equipo rojiblanco pudo haber visto engordado su tanteador porque dispuso de ocasiones para ello.
El partido en general fue una auténtica exhibición de fútbol ofensivo, fundamentalmente en el primer tiempo. Apoño y Nacho Cases no pudieron destacar ante el continuo desborde al que se veían sometidos debido a la velocidad que imprimían al juego el resto de los futbolistas que se encontraban sobre el césped. El que sí destacó fue Xabi Castillo, que una vez más refrendó su espectacular estado de forma. El de Durango fue un incordio constante para un Luis Hernández que pedía auxilio cada vez que el lateral izquierdo grancanario acometía ante él acompañado por Masoud. Y es que por esa asociación que existe entre ambos futbolistas en esa banda llegaron muchas de las ocasiones de peligro del cuadro de Lobera.
Se marcha Las Palmas de El Molinón con tres puntos más en el bolsillo y con la confianza que aporta el hecho de vencer en uno de los campos más complicados de la categoría en el que aún no había perdido el Sporting. Un encuentro que seguro marcará un antes y un después en la trayectoria del equipo a lo largo de la temporada. Un choque de dos equipos que merecen otra categoría. Un partido que fue una auténtica oda al fútbol.