PERFIL | El grancanario ha pasado en cinco años de los campos de regionales a la llamada de Vicente del Bosque con la Selección Española. Es la historia de un futbolista brillante que ha superado etapas de una manera fulgurante.

Víctor Machín Pérez (Las Palmas de Gran Canaria, 2 de noviembre de 1989) es futbolista del Sevilla pero parte de su corazón está en la Unión Deportiva Las Palmas. En el club grancanario se formó y dio el salto al fútbol profesional. En medio de su elegante galope que le ha elevado hacia la Roja sorteó varios momentos de incertidumbre sumada a una grave lesión que amenazó su carrera. «Con una sonrisa se llega a muchos lados», insistía.

El joven Vitolo ingresó en la cadena de filiales de la Unión Deportiva Las Palmas en su segundo año de alevín tras destacar en el Árbol Bonito junto a Jonathan Viera, su inseparable amigo. En el Chano Cruz dio sus primeras patadas a un balón y comenzó a asombrar con sus cualidades y desparpajo, entre otros, a sus entrenadores Chago y Pericuco.


«Tuvimos que llevarlo al médico. Nadie podía con él. ¿Y sabe lo que nos dijo el doctor? Que lo metiéramos en una actividad, que el niño tenía que hacer mucho ejercicio. Él ya estaba en natación. Pero parece, por lo que nos dijo el médico, que necesitaba más», explica su madre, María del Pino Pérez, en palabras recogidas por el diario Abc.

Vitolo, con el Árbol Bonito, en el campo del Chano Cruz
Vitolo, con el Árbol Bonito, en el campo del Chano Cruz

Víctor no paraba un minuto. «No había manera alguna de que se fuera a dormir. Se levantaba y empezaba a moverse y moverse. Y eso que salía del colegio a las cinco de la tarde. Lo teníamos en clases por la mañana y por la tarde. Pero la energía que tenía era algo realmente impresionante. Estaba todo el día corriendo. En el piso, de unos 90 metros cuadrados, pues ya se puede imaginar al niño lo que hacía. Hablamos con unos amigos y nos dijeron que había un equipo que se llamaba el Árbol Bonito que empezaba los entrenamientos a las seis de la tarde. Así empezó el fútbol en la vida del niño», desvela una de las piezas clave que ahora explican el éxito de Vitolo, como le llamaban sus amigos desde pequeño en el barrio de San Cristóbal.

Vitolo, en etapa alevín
Vitolo, en etapa alevín, en las instalaciones de Barranco Seco

Germán Dévora, actual presidente de honor de la entidad de Pío XII —otrora responsable de la cantera amarilla—, aprobó su fichaje tras observar su enorme potencial en una de las clásicas pruebas de acceso de la época. Decenas de niños luchando por un sueño en un tiempo demasiado reducido. Una especie de melé de ilusiones. Algunos entraban, pero muchos se quedaban a las puertas. No fue el caso de Vitolo, que destacaría entre el resto y se ganaría a pulso la amarilla.

Fue quemando etapas, siempre destacando en cada una de las categorías. Aquel niño inquieto se había desarrollado y tenía hechuras para llegar a ser profesional. Comenzó de delantero centro pero el campo se le hacía pequeño. Llegó al Regional C de la Unión Deportiva en 2008, un equipo ideado por Tonono Rodríguez, director del departamento de captación y formación, que sería un trampolín en sus orígenes para distintos futbolistas. En el curso 2008-2009 participaría con Las Palmas Atlético en Segunda B en 21 partidos anotando 4 tantos. Ese año el filial daría con sus huesos en Tercera División.

Vitolo, con la mayoría de edad recién estrenada y la desilusión del descenso a la categoría regional, tuvo un momento de inseguridad sobre su futuro en el fútbol. Los pensamientos y las dudas son habituales en los inicios, aún cuando los pasos son transitorios y el horizonte no alcanza a la vista. El joven pensó en preparar las oposiciones para policía nacional como alternativa. La idea pronto se esfumó de su cabeza. El fútbol mandaba en su vida y se centró en el balón.

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Vitolo en 2009 en Butarque en Segunda B con Las Palmas Atlético. Ese día debutaría con el filial su amigo Jonathan Viera que se estrenó con gol

El siguiente año en Tercera División con Víctor Afonso sería una de las piezas claves junto a Jonathan Viera, David Simón, Hernán, Vicente Gómez o Juanpe. El filial quedó segundo clasificado con 78 puntos en la división canaria a un punto del Lanzarote, marcando Vitolo un total de trece goles. Quedaría apeado por el Peña Sport navarro en el play-off de ascenso a la categoría de bronce tras pasar las eliminatoria ante el Marinaleda y Marino de Luanco.

Salto al primer equipo con 20 años

La Unión Deportiva Las Palmas llegaba de una temporada convulsa. Paco Jémez había cogido a un equipo que se salvaría en la última jornada con un tanto del venezolano Salomón Rondón ante el Nástic de Tarragona (1-0). Demasiado sufrimiento y un vestuario caduco. Tocaba limpia y un cambio generacional. Se fueron Marcos Márquez, Pindado, Darino y entró la quinta de Vitolo y Jonathan Viera. Los jugadores que empezaron a destacar en el Chano Cruz del Cono Sur de la capital grancanaria tendrían su gran oportunidad como profesionales. Irrumpirían de una manera colosal con un fútbol vistoso como hacía tiempo no se veía en la Unión Deportiva, según los más sabios del lugar. Fútbol canario.

Viera y Vitolo, en su priemr año como profesionales / Canarias 7
Viera y Vitolo, en su priemr año como profesionales / Canarias 7

«Vuelve la cantera», fue el lema de la campaña de abonados del verano de 2010. Un verano de transición, con Paco Jémez al mando, en el que se fraguó un juego que enamoró a la parroquia amarilla en sus primeros compases. Vitolo, con 20 años, empezaba a brillar. Jémez, el 15 de agosto de 2010, en una entrevista concedida a udlaspalmas.net, vaticinó tras unos pocos entrenamientos que tanto Vitolo como Jonathan Viera alcanzarían a Primera División.

De un díscolo episodio en Lanzarote a finales de pretemporada saldrían reforzados y formaría parte de su proceso de maduración. Era el momento de demostrar su valía. Esperaba el sueño por el que tanto había luchado y la trascendencia estaba a la vista. Había que aprovechar la oportunidad.

La Unión Deportiva Las Palmas saltó al Estadio de Gran Canaria el 28 de agosto con la cantera como bandera. Un equipo plagado de canteranos, desconocidos en el fútbol profesional, que mantenían en vilo los parroquianos tras una pretemporada notable aunque plagada de equipos de poca entidad como sparring. Llegaba el Nástic. Y Vitolo se convirtió en uno de los estandartes desde su debut como profesional con un fútbol que impresionó en la victoria por 3-2 ante los catalanes.

Anotó su primer tanto en la goleada por 4-1 al Alcorcón en la tercera jornada, tras un balón que colocó en la escuadra al poco de reanudarse la segunda mitad. Un solo mes en Segunda había servido para romper los esquemas de muchos ojeadores. Luis Milla, seleccionador de la sub-21, lo apuntó en la lista de futuribles. Vitolo comenzaba a brillar con todas sus letras.

Vitolo celebra su primer tanto como profesional
Vitolo celebra su primer tanto como profesional

El calvario de la lesión

Habría hecho mil veces el mismo gesto. Un mal movimiento hacia dentro en una arrancada desde la divisoria. Crac. El ligemento cruzado anterior de la rodilla derecha de Vitolo quebró. Y con él algo por dentro. El inicio fulgurante de la Unión Deportiva se iba diluyendo. La grave lesión del extremo grancanario un 27 de noviembre de 2010 rebajaba en un gran porcentaje el potencial de un equipo que perdía frescura con el paso de las semanas. «Estoy destrozado», admitió el futbolista el fatídico día.

Vitolo, tras su operación en diciembre de 2010 / Canarias7
Vitolo, tras su operación en diciembre de 2010 / Canarias7

Una vez confirmada la lesión de siete meses —se perdería el resto de la temporada— la agencia de representación del grancanario, Bahía Internacional, intermedió para que la operación la realizase el doctor Cugat en Barcelona, especialista en lesiones de rodilla, y no en la Perpetuo Socorro. La Unión Deportiva accedió. Su primer gran obstáculo como profesional. Un reto capital sin el que no se entiende a nivel total el éxito del ahora futbolista de moda del fútbol español.

Miguel Ángel Ramírez, presidente de la Unión Deportiva Las Palmas, se volcó con Vitolo. Le proporcionó un piso en un bajo en La Minilla con el fin de facilitar sus movimientos en muletas. Era lo peor que llevaba Vitolo: nunca había parado de correr y divertirse. La lesión le frenaba y su estado de ánimo, aunque se fortaleció tras el angustioso proceso, había decaído. Nada podría con la vitalidad de Víctor, arropado más que nunca por sus familiares y allegados.

Cuenta su círculo cercano que su mentalidad cambió. Centró todas sus fuerzas y atención a su recuperación. Serían meses de mucho trabajo con los fisioterapeutas Jeser Cárdenes y Ariel Padrón, de confesiones y dificultades diarias en el Club La Cornisa. Todo ello forjaría a un nuevo Vitolo.

Vitolo, trabajando en el gimnasio / udlaspalmas.es
Vitolo, trabajando en el gimnasio. El pan de cada día en su recuperación / udlaspalmas.es

El apoyo de la Unión Deportiva, a través de su presidente, no se basó sólo en palabras. La entidad de Pío XII le avanzó a sus representantes la intención de ampliar su contrato firmado meses antes de dar su salto al primer equipo, que finalizaba en 2013. La confianza en su recuperación era total y, además, suponía un espaldarazo a la carrera profesional de un joven activo que únicamente había participado en diez encuentros en Segunda División.

El trabajo en el gimnasio era su rutina. Con pequeños pasos entendidos como éxitos. Distintas inflamaciones en la zona operada le obligaron a acudir a Barcelona en más ocasiones de las deseadas. Sin embargo, la positividad nunca desapareció a pesar de los inconvenientes.

La margarita de la renovación

Fue tal la explosión de sensaciones que produjo las pequeñas píldoras de Vitolo en el verde en los primeros partidos con Jémez antes de su lesión que varios equipos punteros del panorama nacional se interesaron por él, aún estando en el dique seco. El Atlético de Madrid fue uno de los más interesados en el talentoso extremo grancanario.

Los cantos de sirena, habituales en cualquier negociación, aplazaron una decisión que estaba más cercana que lo que trascendía. «La mejor noticia es que me quedo aquí, mi cabeza sólo estaba a eso y quiero jugar el máximo tiempo posible aquí», admitía Vitolo días antes de confirmarse su renovación hasta la temporada 2015, firmada a principios de julio de 2011.

«Algunos jugadores pueden pensar que Las Palmas es un buen escaparate para dar un salto, pero en el equipo de tu tierra es donde mejor se está», dijo, poco antes de ampliar su contrato un año más, hasta 2016, dos semanas después de su anterior firma. Caso cerrado. Tocaba fútbol tras nueve meses de gimnasio, trabajo en solitario y mucho sufrimiento sin balón.

Vitolo, en una imagen de la temporada con Juan Manuel Rodríguez / udlaspalmas.net
Vitolo, en una imagen de la temporada con Juan Manuel Rodríguez / udlaspalmas.net

El año de Juan Manuel Rodríguez

Se iniciaba la 2011-2012. Tras un año de sufrimiento parecido a una montaña rusa —Jémez dejaría el banquillo en la jornada 27ª tras una dolorosa derrota en Granada—. De nada había servido unos dos primeros meses repletos de espectáculo deportivo y bonanzas a nivel nacional. Las bajas de Vitolo, Guayre, Josico y Cejudo habían mermado de manera significativa a un equipo que se comportaba en defensa de manera kamikaze por el juego atrevido de Jémez.

Vitolo reapareció en competición oficial tras su lesión en Guadalajara (jornada 2ª) y marcó el gol del empate (1-1) / LOF
Vitolo reapareció en competición oficial tras su lesión en Guadalajara (jornada 2ª) y marcó el gol del empate (1-1) / LOF

Era necesario un cambio y lo encontraron en Juan Manuel Rodríguez. El entrenador grancanario volvió a actuar en el rol de salvador. Quizá no con el fútbol más vistoso. Pero sí el más efectivo.

La próxima temporada sería distinta: tocaba salvación holgada como objetivo marcado por la hoja de ruta de Ramírez con Juan Manuel Rodríguez, que se había ganado la continuidad, al mando. Tranquilidad para una parroquia que desde el ascenso en 2006 había visto como el equipo grancanario coqueteaba, prácticamente todos los cursos, con los puestos de descenso.

Era el momento de la estabilidad. Y se confiaba que esa diferencia la ejecutaran jugadores como Viera o Vitolo, del que se esperaba un retorno a la altura a la apuesta realizada. Durante esos días Vitolo repetía «con una sonrisa se llega a muchos lados”.

El balón comenzó a rodar y Vitolo a galopar. Pero las sensaciones no eran las mismas. «Me falta la chispa que tenía al comienzo de la temporada del año pasado», reconocía el extremo en noviembre de 2011. Vitolo pedía «paciencia» a los aficionados y ejercía con responsabilidad su papel de jugador diferencial.

Su nombre seguía sonando en el mercado. El Real Betis se interesaría por él en invierno, pero finalmente la entidad de Pío XII descartaría la oferta de 300.000 euros por su cesión. Juan Manuel Rodríguez lo quería a toda costa para la segunda vuelta. Vitolo concluyó el curso 2011-2012 con 36 partidos jugados y diez goles anotados.

Vitolo  / udlaspalmas.es
Vitolo, en un partido en Huesca / udlaspalmas.es

En mayo se produjo la venta de Jonathan Viera, su inseparable amigo, al Valencia por 2,5 millones de euros. Jugaría en Primera División tras demostrar su clase en la Unión Deportiva. Acompañarlo se convirtió en una obsesión pública. Tal vez por motu proprio o asesorado por sus agentes. Nunca se sabrá.

Vitolo quiso seguir su camino hacia la élite: «Me gustaría dar el salto a la Primera División, pienso que puedo hacerlo ya», dijo a principios de verano. Su caso se convirtió en un culebrón. En julio el jugador confirmaba que se quedaba en la Unión Deportiva Las Palmas, tras el interés de varios equipos como el Granada o el Real Madrid. El club amarillo se remitió a su cláusula en todas las conversaciones: 12 millones de euros. Un año más como amarillo.

Vitolo desencadenado

vitolo_100Llegaba Sergio Lobera al banquillo. Un entrenador joven, con ideas forjadas en can Barça y la confianza ciega en el potencial de Vitolo. El convulso verano también reforzó al jugador de San Cristóbal: se centró en la amarilla. Atrás quedó la añoranza del juego con Viera. Sus caminos no durarían toda la vida en paralelo. Tocaba madurar y dar un paso más. El grancanario fue uno de los líderes de un equipo que, por fases, enamoró a la grada.

El hat-trick ante el Córdoba el 23 de noviembre de 2012 firmaba un antes y un después en Vitolo. La confianza se desbordó. El grancanario se desató. Fue un fijo en asistencias o goles hasta final de temporada. Quince goles en cuarenta y cuatro partidos lo catapultaron. Vitolo tenía una promesa del presidente: si el equipo no ascendía —quedó apeado en play-off de ascenso ante el Almería— no ofrecería problemas para su salida. Vitolo luchó como nunca por lograr el objetivo. El fútbol no premió a la Unión Deportiva en el Juegos del Mediterráneo. Era el momento de hacer las maletas.

Etapa en el Sevilla

Medio fútbol español suspiraba por Vitolo. A nadie se le escondía que terminaría en Primera División tras no lograr ascender con la Unión Deportiva Las Palmas. El Sevilla haría un movimiento rápido presentado una oferta en firme y anticipándose al resto. Vitolo sería traspasado por tres millones de euros a la entidad hipalense, que disputaría partidos en Europa League. Un salto cualitativo.

Vitolo, en su presentación con la camiseta sevillista
Vitolo, en su presentación con la camiseta sevillista

«Siempre he querido lo mejor para la Unión Deportiva Las Palmas, si hubiéramos ascendido me hubiera quedado; cuando entré a la Unión Deportiva era alevín. Llevo toda mi vida en Las Palmas, me ha dado todo. En los momentos difíciles siempre me ha ayudado», dijo en su despedida, deseando lo mejor a un equipo que lleva en su corazón.

Monchi, secretario técnico del Sevilla, que le seguía desde que dio el salto a la Unión Deportiva Las Palmas en 2010, destacó de él su gran potencial, la capacidad de entrega, enorme zancada y su cada vez más logrado acierto de cara a gol. El Sevilla se llevaba a un extremo de futuro. Una perla por tres millones.

En su primera temporada en Sevilla empezó de menos a más. No le costó adaptarse a la velocidad de Primera División. Pronto se ganó la confianza de Unai Emery: «Si bajas a defender a la misma velocidad con la que subes no te sentaré ni un minuto», le dijo al futbolista en un entrenamiento. Y Vitolo obedeció con filosofía militar. No paró de correr hasta que consiguió su primer título: la Europa League.

A sus espaldas una temporada de completa consagración: ocho goles en 45 partidos entre Primera y Europa. Su nombre ya relucía en la historia del Sevilla en menos de doce meses.

Vitolo celebrando un gol con el Sevilla
Vitolo celebrando un gol con el Sevilla

Consagración y salto a la Selección

No ha parado de crecer Víctor Machín. Aquel niño repleto de energía que no paraba de correr por las calles de San José siguió rompiendo el cuenta kilómetros en Europa. Con la protección y aval de Emery y la confianza que da la marcha de un proyecto sobre la seda, Vitolo se ha sentido esta temporada un jugador importante en el Sevilla. Si en la Unión Deportiva Las Palmas llamaba la atención a los grandes de España, ahora lo hace a los grandes de Europa. Cuestión de repercusión y evolución.

Vitolo celebra un gol con el Sevilla
Vitolo celebra un gol con el Sevilla

Vicente del Bosque ya había apuntado su nombre en la lista de futuribles. Sus colaboradores hablaban de un chico que, en el peor de los casos, defendía y corría más que el resto. Barruntaban la posibilidad de llamarlo tras comprobar que sus aportaciones cada vez eran más positivas y acertadas. Del Bosque se dejó ver por el Pizjuán y los rumores a propagarse. El seleccionador nacional seguía a Vitolo.

Su recital en el Borussia Park ante el Mönchengladbach fue un destello para los descreídos. Hizo dos tantos: uno arrancando en solitario desde el centro del campo, dejando rivales a sus espaldas con su poderosa zancada, y otro rompiendo líneas y batiendo con clase al portero alemán. Los medios nacionales elevaron su nombre. Había que hablar de un chaval que no paraba de correr hacia un lado u otro, que había aumentado su capacidad de asociarse y ver portería contraria. Un jugador omnipresente. Vitolo, el panzer canario, tituló diario El País. El ex de la Unión Deportiva rompía registros físicos en la Primera División. Correr, correr y correr. Y ahora, con cabeza y un sentido extraordinario para asociarse con sus compañeros.

«Vitolo es un jugador bueno, muy bueno. Además de estar jugando a buen nivel, se está acercando al gol». Las palabras son de Del Bosque, hace dos semanas, tras una nueva exhibición del grancanario en Riazor, con dos goles y participando en los cuatro del Sevilla. Las declaraciones, medidas, daban pie a las especulaciones. Vitolo estaba seleccionado de manera interna.

Vitolo, clave en la eliminatoria europea en El Madrigal
Vitolo, clave en la eliminatoria europea en El Madrigal

Esta temporada ya ha igualado los registros anotadores de la pasada campaña. Vitolo se asocia mejor, elige si dar pausa o arrancar, para desgracia de sus rivales. Se ha mostrado intratable en el plano físico y a nivel técnico ha pulido muchos aspectos que ya enseñaba en el Estadio de Gran Canaria. Aparece y vuelve a aparecer. Un horror para sus rivales y una bendición para sus compañeros. Se ofrece al espacio o a la corta. Arranca y se despega con una facilidad pasmosa. Un auténtico purasangre.

Este viernes se han alegrado por igual en la isla que le vio crecer y Sevilla. Vitolo, centrado en evolucionar cada día, ha encontrado una ciudad amigable en la que desarrollarse y un entrenador que ha sabido extraer todo su jugo. Es un día especial para una persona noble, constante y testaruda. Porque algo de tozudez tiene que existir en una futbolista que en cinco años ha pasado de jugar en campos de tierra a ser el hombre de moda en el balompié español. Ahora con la Roja, Vitolo seguirá galopando para orgullo del fútbol canario y también de la Unión Deportiva. Quién sabe hasta dónde.

por Miguel Hernández
@mhernandez
miguel.hernandez@udlaspalmas.net