CONTRACRÓNICA | La UD Las Palmas de Manolo Márquez parece que empieza a encontrar el estilo futbolístico que quiere. Los amarillos dejaron claro ante el Athletic de Bilbao una solidez y una seguridad que tiene como eje a esa pareja de mediocentros con la que el técnico catalán ha asentado al equipo.
Las piezas de Márquez ya encajan en su sitio. La idea del catalán se asienta. Las Palmas encuentra en la seguridad defensiva y en la solidez expuesta por Aquilani el punto de conexión perfecto para no sufrir atrás mientras se puede llegar al área contrario con criterio. Esa empieza a ser la razón de ser de una UD que ha aprendido de sus errores en las primeras dos jornadas y ya comienza a acoplar una idea.
Las dos primeras derrotas dejaron muchas secuelas en los amarillos y en su técnico. Las críticas no tardaron en aparecer porque daba la sensación de que esta nueva UD no tenía plan para los partidos. Eso trajo consigo una marejada preocupante en el aficionado, pero tras el parón de selecciones ha quedado patente que Márquez ha dado con la tecla para revertir todo lo sucedido en ese ya olvidado inicio liguero.
Las Palmas es otro equipo. Tiene otra cara diferente. Desde esa seguridad defensiva va construyendo su fútbol, menos brillante hasta el momento que el del curso pasado, pero lo suficientemente eficaz como para poder salir del pozo con claridad. Atrás quedan los regalos del Atlético y la poca efectividad para salir de situaciones comprometidas, el equipo está en un punto más sobriedad que le ayuda a detener las acometidas del rival.
A todo eso se le puede sumar la aparición de un dúo que va tomando forma como pareja clave en todo este engranaje. La clase y la buena pauta de Aquilani para sacar el balón desde se suman al buen hacer de un Javi Castellano que quiere seguir despejando dudas; el italiano suma veteranía y visión para descargar a Viera de tareas más engorrosas, dejándole brillar en la parte de arriba del campo, mientras que el canterano apoya a la defensa a la vez que le da libertad al transalpino para que pueda crear.
En ese doble pivote es donde se está sustentando todo el buen hacer de Las Palmas. Son el punto de conexión entre el ataque y la defensa que hacen de los amarillos un equipo serio en todos los sentidos. La UD controla desde ese punto todo lo que sucede en el verde y hace que todas las piezas funcionen de una manera eficiente. El entendimiento entre los dos mediocentros es total y eso hace que la sensatez canalice todo el talento que los amarillos tienen arriba. El puzzle de Manolo Márquez ya toma forma.