El atacante de Guanarteme no ha debutado aún en Primera División con el equipo amarillo y su papel en la plantilla es casi testimonial. Su energía y vitalidad fue aprovechada en otras ocasiones para agitar los partidos pero ahora se encuentra en el ostracismo, incluso para las convocatorias.
No está siendo el inicio soñado para Asdrúbal Padrón en la que es la temporada de regreso de la Unión Deportiva Las Palmas al mayor escaparate del fútbol nacional. El canterano aún no ha disputado un sólo minuto en competición y, de hecho, ni siquiera es un habitual en las convocatorias del entrenador.
Su situación resulta extraña, fundamentalmente, por las características de su juego, las cuales echa en falta el conjunto en sus últimas apariciones sobre el verde en el Gran Canaria. Ímpetu, sacrificio e hiperactividad son algunos de los atributos que el atacante imprime a su juego y esa misma serie de valores son los que se ha echado de menos.
En el caso del jugador de Guanarteme cabe destacar, además, que es uno de los ojitos derecho de la grada desde su incorporación al primer plantel hace dos temporadas. No es el jugador más rápido, no es el más técnico y ni siquiera el más goleador pese a ser delantero. Sin embargo, siempre que sale al terreno de juego provoca cosas, eso no se le puede negar.
Esa capacidad que posee Asdrúbal para subir las revoluciones del encuentro contagiando a sus compañeros con su simple puesta en escena es algo que se ha echado de menos, sobre todo en las apariciones desde el banquillo. Nunca ha sido titular indiscutible en la Unión Deportiva pero cada vez que salía desde la banda para jugar algunos minutos, siempre se vació para sacarles el mayor rédito posible. Esa gracia que le acompaña contrasta enormemente con la de algunos futbolistas que sí han participado en este arranque pero cuya actitud apenas se asemeja, véase el caso Willian José cuando ha salido como revulsivo.
No son pocas las veces que en Segunda División se decidió un partido por la influencia de Asdrúbal ya sea directamente, con un gol suyo, o de manera indirecta, forzando alguna pena máxima o asistiendo. La Primera División es otro mundo pero en una UD tan escasa de puntos y de ideas, nunca viene mal recurrir a aquello que otrora funcionaba. Parece que a Herrera se le ha olvidado este recurso.
