Debo reconocer que no soy muy ducho en esto del ajedrez… y es que a la hora de plantear estrategias debo asumir que siempre llevo las de perder. Pero es agradable apreciar una buena partida, ya sea en el parque Santa Catalina o intentando resolver alguno de los pasatiempos de nuestros rotativos.
El presidente de la UD Las Palmas, Miguel Ángel Ramírez, catalogó la negociación con el entrenador, Quique Setién, como una partida de ajedrez –aludiendo a la afición del cántabro por este deporte– y como maña de negociación para su renovación… Sin saber mucho del deporte del tablero Ramírez aceptó el reto y como si fuera un Kárpov – Kaspárov en la final de 1984 ambos empezaron una partida en la que preveían movimientos de sus oponentes por delante del tiempo de la partida –negociación del nuevo contrato–.
Cada uno ha activado su táctica. El jaque al que sometieron al entrenador tras entregarle una carta a modo de presión con la oferta de renovación –y que conocía todo el mundo antes de que la abriera–, tras la victoria sobre el Osasuna donde una vez más el público del Gran Canaria reclamó la renovación del técnico, ha terminado en un ‘enroque’ del entrenador que lejos de intercambiar la posición del rey con la torre, ha supuesto un puñetazo encima de la mesa –de la sala de prensa– para reivindicar discreción y ratificar que quiere seguir en la UD Las Palmas.
Si me permiten que use el símil ajedrecístico, en esa dura batalla entre los colosos rusos del 84, el enfrentamiento comenzó el 10 de setiembre y el último juego el 9 de febrero del siguiente año con victoria de Kaspárov. Pero el presidente de la Federación Internacional tomó la decisión de anularlo, aduciendo la causa principal como el agotamiento físico y psicológico de los jugadores por el extremado tiempo que duró el match.
Uso esta comparación porque creo que puede ser lo que esté pasando en estos momentos. Yo era de los que pensaba hasta hace no mucho que Setién seguiría en la Casa Amarilla algunos años más, pero ese ‘tiempo de agotamiento’ en la negociación creo que ha abierto fracturas que parecen irreconciliables. Y que con su exposición pública han debilitado a unos y otros.
No se trata, en mi modo de ver, de buenos y malos. No le doy ese papel a ninguno. Seguramente ambas partes tienen su parte de razón y su parte de error. Nadie puede pedir el todo y nadie puede ofrecer el nada, pero todos pueden hacer un esfuerzo de no dejar al otro en mala posición. Por lo que Quique Setién le ha dado a la UD Las Palmas y por lo que la UD Las Palmas le ha brindado a Quique Setién en más de año y medio.
La discreción es un valor –aunque suene extraño que lo pida un informador– que es vital para no radicalizar las posturas y que las relaciones salgan lo menos dañadas posible y si fuera menester, dejar una puerta abierta.
No sé cuál será la siguiente jugada de esta partida de ajedrez… sólo sé que por ahora la pierden/perdemos todos.
Por Norberto González
Radio Nacional España
