Está siendo uno de los trámites más peculiares del verano. Pero viene desde muy atrás. La obtención del pasaporte italiano se le atraganta a Mateo García, un aspecto burocrático que facilitaría su salida a alguno de los clubes europeos interesados. El joven jugador argentino sigue en la isla, entrenándose al margen y con un futuro aún no resuelto.
Basta con tirar de hemeroteca. Corría el mes de agosto de 2016 cuando la UD Las Palmas, en la preparación de una temporada donde paseó su mejor fútbol durante la primera vuelta con Quique Setién, anunciaba el fichaje de un jovencísimo Mateo García, por el que desembolsó una cantidad cercana a los 400.000. Desde ese mismo verano, tal y como se lee en la noticia, el futbolista buscaba ya una doble nacionalidad italoargentina para no ocupar plaza de extracomunitario. Tres años después, ese pasaporte no ha cristalizado.
Desde entonces, a Mateo García no le han permitido mostrar su talento en la isla. Cedido al Alcorcón, a Osasuna y al Aris de Salónica, ha sido especialmente en la liga griega donde se ha destapado como un jugador incisivo por banda y con olfato goleador. Tanto es así, que su nombre se ha relacionado con los equipos más poderosos del fútbol heleno.
De hecho, Miguel Ángel Ramírez anunció en el pasado mes de abril que tenía cerrado el traspaso del argentino por 3 millones de euros a un equipo del que no podía desvelar su nombre «por respeto a las cláusulas de confidencialidad». Noticia que fue desmentida por la pareja sentimental del argentino en redes sociales y que, con el tiempo, ha vuelto a mostrar que las palabras del presidente no se ajustaban a la realidad.
Cuatro meses después, la operación Mateo García sigue bloqueada. Con el futbolista terminando su vinculación contractual el próximo 30 de junio de 2020, cada día que pasa supone un revés para la UD Las Palmas, que no podrá obtener las cantidades que esperaban por un extremo por el que hicieron una apuesta firme pero al que no se le ha permitido crecer con la camiseta amarilla.
